Noto con sumo desencanto que la encuesta propuesta por el Dr. Devetter, desde mi óptica, solo ha mostrado lo ignorante que somos como gremio en el tema de vacunación y como alguna vez afirme, se opina sin mayor fundamento científico en relación al tema. La vacunación es una práctica cotidiana en la cual deberíamos de estar adecuadamente versados acerca de las respuestas fisiológicas del organismo hacia esta. Solo a través de la comprensión teórica de la práctica en cuestión, pasaremos de ser simples inyectores de antígenos a auténticos profesionales de la práctica. Aclaro que no se piense que mis fuertes palabras son con el fin de lucimiento personal o cualquier otro interes de indole egocentrista. Solo lo hago por el mismo motivo que siempre me ha impulsado, el cual no es otro que el Gremio Hispanoparlante cada dia sea más competente.
Conceptos &
VACUNACION
HORACIO MARIÑO MUNGUÍA
MEDICO EN PERROS & GATOS
CLINICAS VETERINARIAS & ACUARIOS « HOBBISSIMO »
SANTIAGO DE QUERÉTARO â QUERETARO
MÉXICO
Palabras Clave · FUNDAMENTO · VACUNACION · TIPOS DE VACUNAS · SELECCIÓN DE VACUNA Y ADMINISTRACION · MANEJO DE LAS VACUNAS · FALLA EN LA RESPUESTA INMUNE · REVACUNACION
Palabras Clave
Vacuna. Una preparación de antígeno microbiano, frecuentemente combinado con adyuvantes, el cual es administrado a individuos para inducir inmunidad protectora contra microbios infecciosos. El antígeno puede ser (i) en forma de microorganismos vivos, pero avirulentos, (ii) microorganismos muertos, (iii) componentes macromoleculares purificados de microorganismos o (iv) un plásmido que contiene cDNA codificado por el antígeno microbiano. La vacunación a animales o humanos estimula inmunidad activa y protege contra infecciones del agente patógeno y microorganismos relacionados.
Vacunación . Producción de inmunidad activa (inmunidad protectora) en animales o humanos a través de vacunas.
Inmunización. Administración de un antígeno con el fin de producir una respuesta inmune hacia tal antígeno. En el contexto clínico el término es empleado más específicamente con el significado de: administración ya sea de (i) un antígeno para producir inmunidad activa o (ii) de anticuerpos para producir inmunidad pasiva, con el objetivo de conferir protección contra los efectos dañinos de sustancias antigénicas u organismos.
Inmunidad Activa . Protección debida al desarrollo de una respuesta inmune en un individuo, posterior a la inmunización con un antígeno. Por ejemplo, en una vacunación o durante una infección.
Inmunidad Protectora . Inmunidad no específica y/o inmunidad específica que es protectora.
V acuna a virus vivo. Es una vacuna compuesta de una forma viva, pero no patógena, de un virus. Los virus atenuados portan mutaciones que interfieren con el ciclo de vida viral y/o su patogénesis. Dado que las vacunas a virus vivo infectan las células receptoras, estas pueden estimular efectivamente respuestas inmunes, tales como respuesta de linfocitos T citotóxicos, las cuales son óptimas para la protección contra infecciones virales por tipos de campo.
Vacuna de antígenos purificados (subunidades). Es una vacuna compuesta de antígenos purificados o subunidades de microbios. Las vacunas de antígenos purificados pueden estimular respuestas de anticuerpos y células T colaboradoras, pero no generan respuesta de linfocitos T citotóxicos.
Vacuna sintética. Es una vacuna compuesta por antígenos recombinados, derivados-DNA.
Vacuna DNA. Es una vacuna compuesta de plásmidos bacterianos que contiene un conglomerado (cluster) de DNA (cDNA) codificado por un antígeno proteico. Presumiblemente, las vacunas DNA actúan dado que las células presentadoras de antígenos profesionales son transfeccionadas in vivo por el plásmido y expresan péptidos inmunogénicos que provocan una respuesta específica. Además el DNA del plásmido contiene nucleotidos CpG, los cuales actúan como potentes adyuvantes. Las vacunas DNA pueden provocar una fuerte respuesta de linfocitos T citotóxicos.
Adyuvante. Una sustancia diferente al antígeno que incrementa la activación de células T, promoviendo la acumulación y activación de otros leucocitos, llamados células accesorias, en un sitio de exposición del antígeno. Los adyuvantes incrementan la expresión de (i) células accesorias, (ii) de coestimuladores dependientes de células T y (iii) de citocinas, asimismo (iv) pueden prolongar la expresión de complejos peptidos del complejo mayor de histocompatibilidad sobre la superficie de las células presentadoras de antígenos.
Antisuero. Es el suero de individuos previamente inmunizados contra un antígeno, el cual contiene anticuerpos específicos para el antígeno.
Dosis de sensibilización . La primera dosis de un antígeno administrado a un animal con el fin de estimular una respuesta inmune.
Dosis de refuerzo . Una dosis de antígeno la cual es administrada posterior a la dosis de sensibilización, con el fin de acelerar una respuesta inmune secundaria. El término es especialmente empleado para referirse a dosis de vacuna administrados a intervalos de pocos meses, o años, posterior al curso preliminar de inyecciones en un programa de inmunización.
Autolimitación. El sistema inmune posee una capacidad protectora finita. Todas las respuestas inmunitarias normales disminuyen con el tiempo posterior a la estimulación por el antígeno. Esto es debido a que las respuestas inmunitarias sirven para eliminar a los antígenos y así suprimir el estímulo esencial que produce la activación del linfocito. Los linfocitos estimulados por los antígenos pueden desarrollar sus funciones durante breves períodos de tiempo después de la estimulación y luego morir o diferenciarse en células de memoria funcionalmente inactivas. Además, los antígenos y sus respuestas inmunitarias estimulan numerosos mecanismos, los cuales tiene como misión principal la regulación de la propia respuesta a través de retroalimentación. La autolimitación permite al sistema regresar a un estado de latencia después de haber eliminado a cada antígeno extraño, capacitándose así para responder adecuadamente frente a otros antígenos.
Linfocitos de Memoria . Linfocitos B o T que medían la rápida e incrementada respuesta a la segunda y subsecuentes exposiciones al antígeno. Las células B y T de memoria son producidas a través de estimulación antigénica a linfocitos vírgenes, sobreviviendo en un estado quiescente funcional durante muchos años posteriores a que el antígeno es eliminado.
FUNDAMENTO
El control de las enfermedades infecciosas es un aspecto primario en la práctica veterinaria. Nutrición y medio ambiente adecuados, reducción del estrés, minimización de la exposición a patógenos y el empleo de vacunas efectivas, son todos aspectos importantes para el control de las enfermedades infecciosas.
La inmunización implica, en un aspecto, que posterior a la vacunación el animal desarrolla una respuesta inmune protectora contra el patógeno invasor potencial. Un adecuado protocolo de vacunación deberá seleccionar el antígeno correcto, administrarlo en una manera óptima, en el período correcto, con el fin de provocar una respuesta que pueda proteger al animal.
En términos generales, una respuesta inmune vacunal exitosa deberá producir una respuesta humoral y celular idéntica a la que resulta de la infección natural. Para conseguir este objetivo, el sistema de administración deberá ubicar la vacuna en asociación con las células linfoides en el tejido objetivo. La efectividad de la vacunación es influenciada por la edad, nutrición, estado inmune y salud general del receptor.
Dos partes de los mecanismos de defensa del animal pueden ser estimulados a través de la vacunación, el sistema humoral y el sistema mediado por células.
Para que un antígeno estimule la producción de inmunoglobulinas, este deberá ser inicialmente procesado por los macrófagos y presentado a los linfocitos B. En presencia del antígeno, los linfocitos B específicos al antígeno son transformados dentro de los linfoblastos, aumentando estos, los linfocitos, rápidamente en cantidad. Las células B activadas se diferenciaran, ya sea en células plasmáticas productoras de anticuerpos o en células B de memoria. Cada célula plasmática produce solamente una clase específica de inmunoglobulinas, para un antígeno en específico.
Las inmunoglobulinas para antígenos de superficie bacteriana pueden conferir protección contra la enfermedad. Los ejemplos incluyen antígenos del flagelo, pilli, cápsula y pared celular. Por el contrario, una respuesta inmune humoral a antígenos que se encuentran en el interior de la célula es improbable que sea protectora, dado que los antígenos internos son inaccesibles a las inmunoglobulinas. Estos antígenos internos incluyen a los antígenos citoplasmáticos, así como a ciertos antígenos de pared y membrana celular.
De manera similar, las inmunoglobulinas contra antígenos vírales externos (p.e. antígenos de envoltura y cápside) pueden proveer inmunidad protectora contra los virus, mientras que las inmunoglobulinas contra antígenos vírales internos no proveen inmunidad humoral protectora para patógenos vírales.
Posterior a la exposición inicial a un antígeno, los sistemas humoral y mediado por células requieren dos semanas para alcanzar una función óptima. En la segunda exposición al mismo antígeno la respuesta es rápida. Esta respuesta anámnesica es la principal protección sobre la cual la vacunación se basa. La respuesta anámnesica es el resultado de la memoria inmunológica proporcionada a través de una clase especial de linfocitos, llamadas células de memoria.
Las inmunoglobulinas en solitario no pueden destruir los agentes infecciosos, sin embargo, pueden activar los mecanismos de defensa no específicos y mejorar su eficacia. Las inmunoglobulinas pueden «recubrir» a los agentes infecciosos, en consecuencia, minimizando la probabilidad de que el agente se «atraque» a las células del huésped, además de aglutinarse directamente a las toxinas, neutralizándolas de esta manera. Asimismo las inmunoglobulinas interactúan con otras células o moléculas efectoras, a través del aglutinamiento y señalización de un antígeno, permitiendo a las células fagocíticas, células citotóxicas o complemento (citotoxicidad celular dependiente de anticuerpos) destruir al agente infeccioso.
Cuando un animal es expuesto a un agente infeccioso o a una vacunación que induce inmunidad mediada por células, los linfocitos T que reconocen al antígeno responden a través de replicación de ellos mismos por medio de mitosis (expansión clonal). Cuando el individuo es nuevamente expuesto al mismo antígeno, los linfocitos T de memoria lo reconocen y se replican. Los linfocitos T intentan destruir al agente infeccioso directamente y/o a través de la secreción de linfocinas, las cuales modulan el ataque de otras células blancas para la destrucción del invasor. Tanto los antígenos (i) internos como los antígenos (ii) externos y (iii) secretados, pueden inducir una respuesta protectora mediada por células. La inmunidad mediada por células puede reconocer antígenos sobre la superficie de las células del huésped que hallan sido procesados a través del complejo mayor de histocompatibilidad (MHC).
Numerosos factores pueden influenciar los mecanismos de defensa de un animal, y en consecuencia afectar la respuesta inmune a la vacunación. Algunos factores importantes para un efectivo programa de vacunación incluyen: el efecto bloqueador de los anticuerpos calostrales, la edad y condición nutricional del animal, además del efecto de una posible infección concurrente.
El estado nutricional y general de salud del animal es importante para una exitosa inmunización, dado que una respuesta inmune óptima requiere una amplia división celular y síntesis proteica. La nutrición inadecuada, incluyendo deficiencias de proteínas y ciertos micronutrientes (p.e. cobre y zinc), es conocida de restringir la respuesta inmunitaria. Animales bajo estrés como resultado de transporte, aclimatación u otros estrésores del medio ambiente, son sujetos pobres para una inmunización dado que la respuesta inmune puede ser disminuida a través de diversos mecanismos, incluyendo inmunodepresión por medio de corticosteroides endógenos. La administración de glucocorticoides puede interferir con la habilidad del animal para producir una respuesta inmune primaria posterior a la vacunación, aunque se carece de pruebas contundentes. Sin embargo, parece prudente reducir o eliminar la terapia con corticosteroides durante una semana antes o dos semanas posteriores a la vacunación, de ser posible.
La vacunación podrá fallar para inmunizar a una animal adecuadamente, sí este se encuentra incubando el organismo al momento de la administración. Enfermedad clínica, o estrés a partir de la presencia de una enfermedad no relacionada al antígeno vacunal, pueden asimismo ser asociadas con inmunodepresión y pueden interferir con la exitosa inmunización.
La prevalencia de enfermedad, estrésores domésticos, densidad de población y exposición a otros animales, son importantes factores en la selección del protocolo de vacunación. Conforme los veterinarios realicen una evaluación de los riesgos versus beneficios en las diferentes áreas geográficas, estos podrán desarrollar diferentes protocolos de vacunación. El practicante tendrá la responsabilidad de elaborar protocolos de vacunación para que cada paciente tenga mayores probabilidades de desarrollar protección en contra de las enfermedades infecciosas que pueda estar en contacto, mientras que por otra parte, los riesgos de complicaciones vacunales-inducidos sean minimizados.
VACUNACION
La vacunación representa la intervención médica más importante para la prevención de enfermedades. Esta es asimismo una importante herramienta para la moderna investigación biológica. No obstante que numerosos organismos animales y humanos son protegidos cada año a través de la vacunación, problemas tales como el costo y la refrigeración, limitan la aplicación de la tecnología existente. Además, múltiples enfermedades permanecen inabordables a vacunación preventiva dado que las vacunas no son aún disponibles o son de eficacia insuficiente.
Muchas de las más exitosas vacunas que han sido empleadas durante décadas fueron desarrolladas sin algún, o con un solamente ligero conocimiento de cómo el sistema inmune de los mamíferos opera y como tal sistema puede ser manipulado para conseguir diferentes respuestas.
Los requerimientos específicos para una vacunación exitosa varían de acuerdo con la naturaleza del organismo infectante. Para (i) los organismos extracelulares los anticuerpos proveen el más importante mecanismo adaptativo del defensa del huésped, mientras que para el control de (ii) los microorganismos intracelulares una efectiva respuesta de los linfocitos T CD8+ es esencial. La vacunación ideal deberá proporcionar al huésped defensas en el sitio de entrada del agente infeccioso. En consecuencia, la estimulación de la inmunidad de las mucosas es un importante objetivo de la vacunación contra aquellos microorganismos que entran a través de las superficies mucosas.
Diversos factores deberán ser tomados en cuenta para el desarrollo de una vacunación exitosa. Inicial e importante, el desarrollo de una respuesta inmune no necesariamente significa que el estado de inmunidad protectora ha sido alcanzado. Frecuentemente es crítico conocer cual rama del sistema inmune es activada, y por lo tanto, los productores de vacunas deberán reconocer las diferencias entre la activación de las ramas humorales y mediadas por células. Un segundo factor es el desarrollo de células de memoria. Por ejemplo, una vacuna que induce una respuesta protectora primaria puede fallar para inducir la formación de células de memoria, dejando al huésped desprotegido después de que la respuesta primaria a la vacuna desciende.
Cada individuo posee numerosos clones de linfocito, cada uno de ellos procedentes de un solo precursor, y capaz de reconocer y responder frente a un determinante antigénico (epitope) determinado. El antígeno selecciona un clon específico pre-existente y lo activa, provocando su proliferación y diferenciación en células efectoras y células de memoria. Los centros germinales (folículos secundarios) se desarrollan en respuesta a la estimulación antigénica, estos son importantes sitios de (i) proliferación de células B, (ii) selección de células B productoras de anticuerpos de alta afinidad y (iii) generación de células T de memoria. Algunos de los linfocitos T y B estimulados por el antígeno no se diferencian hacia células efectoras, en vez de ello evolucionan a linfocitos de memoria. Estos son funcionalmente inactivos, es decir no producen moléculas o células efectoras a menos que sean activados por los antígenos.
Los linfocitos B de memoria producen anticuerpos que se aglutinan a los antígenos con mayor afinidad, en comparación a los anticuerpos de linfocitos B no estimulados, mientras que las células T de memoria acuden a los accesos de entrada de los antígenos, más rápidamente de lo que lo hacen los linfocitos T no estimulados o vírgenes.
A pesar de que los títulos de anticuerpos puedan declinar hasta concentraciones bajas o indetectables las células de memoria permanecen en el paciente, en consecuencia, durante la nueva exposición-desafío al microorganismo el paciente efectuara una respuesta más eficiente a la vez que rápida, la cual puede ser suficiente para prevenir el desarrollo de la enfermedad. El desarrollo de células de memoria es vital para el éxito de la vacunación, como método que confiere una inmunidad duradera contra las enfermedades infecciosas. Cuando las células T responden al antígeno mediante la producción de células T citotóxicas, también se generan células T de memoria.
Las células T de memoria se distinguen de las células T naturales por (i) la expresión de diferentes antígenos de superficie, (ii) la secreción de una mezcla de diferentes de citocinas, (iii) tener necesidades de activación diferentes y (iv) patrones de migración distintos. En los animales jóvenes la respuesta inmunitaria a los virus suele conferir inmunidad permanente, lo que hace pensar que las células de memoria son las que llevan a cabo esta retentiva. De hecho hay bases para suponer que estas células no se dividen en ausencia de estimulación antigénica, no obstante comparten marcadores de superficie con las células activadas, este fenómeno sugiere la posibilidad de que se requiera un antígeno persistente para conservar dichas células. Hasta ahora los resultados experimentales han sido ambiguos, pero es probable que la exposición constante al antígeno sea fundamental para la aparición de las primeras células de memoria.
El protocolo ideal de inmunización (i) deberá presentar un sumamente bajo nivel de efectos colaterales y nulo potencial de causar problemas en individuos con alteraciones del sistema inmune, (ii) no deberá ser tumorogénica o tóxica y (iii) no deberá diseminarse en el receptor o en otros individuos, o contaminar el medio ambiente. Además, una inmunidad humoral y celular efectiva de largo plazo es esencial.
Dos aspectos caracterizan a muchas de las vacunas vírales y bacterianas de uso cotidiano exitoso. El agente causa una infección aguda (p.e. muchas infecciones vírales y todas las bacterianas extracelulares), y sí la vacuna ha fracasado en causar rápidamente la muerte del individuo, la respuesta inmune del huésped aclara la infección en un período aproximado de una semana. El agente es antigenicamente estable, o sí existen diferentes serotipos en el campo, estos permanecen esencialmente antigenicamente estables.
Evidencias que Soportan un Papel Predominante de los Linfocitos T Citotóxicos en el Control y Aclaramiento de Múltiples Infecciones Vírales |
(i) El aclaramiento de múltiples infecciones vírales es asociado con la inducción de una respuesta CTL antes de la aparición de anticuerpos neutralizantes. |
(ii) Casi cada todos los tipos de células en mamíferos expresan antígenos MHC clase I. Las excepciones incluyen gametos, neuronas, células rojas sanguíneas y células del trofoblasto. |
(iii) Los CTLâs secretan potentes citocinas con actividad antiviral y macrófago-activadora. |
(iv) Las células infectadas se tornan susceptibles a apoptosis a través de CTLâs mucho antes de que la progenie viral se creada. |
En ratones, durante una infección aguda, tal como la infección pulmonar viral por influenza, la secuencia de aparición de células efectoras es la siguiente: (i) células T CD4+, (ii) células T CD8+, seguido por (iii) células secretoras de anticuerpos (ASCâs), las cuales producen inicialmente IgM (alrededor del día 6) y entonces IgG e IgA (algunos días más tarde). La disminución en el titulo de virus en pulmón inicia en los días 5 a 8 (dependiendo en el tamaño de la dosis infectante). Esta disminución coincide con el incremento en la actividad de los linfocitos T citotóxicos (CTLâs) y ocurre antes de que exista un número significativo de ASCâs. Alrededor de 3 días después el virus infeccioso desaparece (días 10-12), es entonces cuando la actividad efectora CTL no es más detectada y CTLâs de memoria son encontrados persistiendo durante muchos meses, posiblemente durante toda la vida del ratón. ASCâs son presentes por al menos 18 meses, aunque en número gradualmente descendente. Los niveles máximos de células B de memoria-específicas son encontrados alrededor de 3 meses posteriores a la infección.
Los requerimientos para una exitosa vacunación pueden ser descritos como a continuación:
(i) Activación de células presentadoras de antígenos (APCâs), implicando el procesamiento de antígenos a través de vías lisosomales y citoplasmáticas, expresión de factores co-estimuladores sobre la superficie celular y secreción de ciertas citocinas.
(ii) Activación, replicación y diferenciación de linfocitos T y B, conduciendo a la generación de grandes reservas de ambos tipos de células de memoria.
(iii) Incorporación suficiente, tanto de epitopes de células B para generar una fuerte respuesta de anticuerpos neutralizantes, así como de determinantes de células T.
(iv) Persistencia de larga duración de antígeno conformacionalmente intacto, preferentemente en forma de complejos agregados con anticuerpos sujetos sobre la superficie de las células foliculares dendríticas en el tejido linfoide, esta persistencia permite la producción continua de células que secreten anticuerpos con afinidad altamente incrementada, además de células B de memoria.
El papel de las células de memoria en la inmunidad depende, en parte, en el período de incubación del patógeno. En el caso del virus de la influenza, el cual presenta un período de incubación sumamente cortó (1 o 2 días), los síntomas de la enfermedad son ya en proceso, mientras que las células de memoria inician a ser activadas. En consecuencia, la efectiva protección contra la influenza depende en el mantenimiento de altos niveles de anticuerpos neutralizantes a través de repetidas re-inmunizaciones.
Para los patógenos que presentan un período de incubación mayor, anticuerpos neutralizantes demostrables al tiempo de la incubación no son necesarios. Por ejemplo, el poliovirus requiere más de 3 días para iniciar la infección del sistema nervioso central. Un periodo de incubación de esta longitud da a las células B de memoria tiempo para responder a través de la producción de altos niveles de anticuerpos séricos. Luego entonces, la vacuna para la polio es diseñada para inducir altos niveles de memoria inmunológica. Posterior a la inmunización con la vacuna, los niveles séricos de anticuerpos alcanzan su nivel más alto en dos semanas y entonces declina, sin embargo, la respuesta de memoria continua hasta alcanzar sus niveles máximos a los 6 meses y persistir por años. Sí un individuo inmunizado es posteriormente expuesto a el poliovirus, estas células de memoria responderán a través de diferenciación hacia células plasmáticas que producen altos niveles de anticuerpos séricos, lo cual protegerá al individuo de la infección.
El propósito de la dosis de refuerzo es generar más ASCâs y células T y B de memoria, e incrementar o reponer el antígeno de depósito en los centros germinales y de esta manera incrementar el reclutamiento de células a partir de la reserva total de células T y B de memoria.
TIPOS DE VACUNAS
Los animales requieren diferentes clases de inmunidad para la protección de diversos patógenos. El tipo de vacuna, la ruta de administración y las características particulares del adyuvante, afectan el tipo de respuesta inmune producida. En medicina veterinaria dos tipos de vacunas son empleadas en la actualidad, las atenuadas (vivas modificadas) y las no infecciosas. Las vacunas no infecciosas incluyen tanto las inactivadas como las de subunidades. Las vacunas atenuadas emplean agentes infectivos que son alterados para que estos no sean virulentos, reteniendo las propiedades antígenicas, las cuales inducen una respuesta inmune protectora.
Las vacunas atenuadas no contienen suficiente antígeno para inmunizar un animal, a menos que el organismo pueda infectar y replicarse en el huésped. Una respuesta inmune local efectiva requiere un organismo replicante y puede no ser producida por las vacunas no infecciosas (muertas). Dado que los organismos vacunales atenuados se replican en el huésped, estos semejan más cercanamente la infección virulenta y generalmente producen una respuesta inmune protectora más fuerte y de mayor duración, a aquella de las vacunas no infecciosas. Las vacunas atenuadas, asimismo, pueden inducir la producción de interferon durante los primeros días cercanos posteriores a la inmunización, en consecuencia, proporcionando protección temprana adicional en contra algunas infecciones virales virulentas. De la misma forma, las vacunas atenuadas presentan desventajas. Algunos agentes infecciosos pueden (i) inducir inmunosupresión, (ii) ser eliminados hacia el medio ambiente, (iii) contaminarse con virus indeseables o (iv) pueden revertirse virulentos, causando enfermedad vacunal-inducida.
Las vacunas inactivadas o no infecciosas no pueden replicarse, y en consecuencia son incapaces de causar enfermedad infecciosa. Para inducir una respuesta inmune protectora las vacunas inactivadas requieren una dosis amplia, múltiples inmunizaciones y el empleo de adyuvantes que puedan causar irritación tisular en el sitio de la inyección. Estos factores incrementan sustancialmente el costo de las vacunas inactivadas y la probabilidad de reacciones vacunales sistémicas y locales. Diversos estudios han demostrado que el empleo de vacunas de rabia y leucemia felina en gatos estan asociadas con incremento en la frecuencia de sarcomas. La incidencia de fibrosarcomas asociados a vacunación es baja y no supera el riesgo de leucemia felina en gatos en peligro. Por lo general, las vacunas inactivadas producen una respuesta inmune débil con una duración corta, en relación a la respuesta inmune producida por las vacunas atenuadas. Para disminuir esta desventaja adyuvantes son adicionados, con el fin de incrementar la eficacia de la vacuna en la estimulación de la protección inmune. Adyuvante modificado de Fraud, bordetella pertusis y propionibacterium acnes estimulan la actividad de los macrófagos e incrementan su habilidad para presentar el antígeno. Otro método para incrementar la respuesta inmune es asegurarse que el antígeno permanece en el cuerpo durante un período prolongado de tiempo, lo cual puede ser alcanzado por la incorporación al antígeno de adyuvantes de aluminio o aceite. Diversos nuevos adyuvantes que aparentemente facilitan la respuesta mediada por células se encuentran bajo investigación.
Vacunas Vírales |
Vacunas vírales vivas modificadas | Vacunas vírales no infecciosas |
· Proveen inmunidad más completa y de mayor duración en relación a las vacunas no infecciosas · Estimulan inmunidad celular y secretoria · No requieren vacunaciones múltiples para una memoria inmunológica · Frecuentemente no requieren vacunación o requieren pocas revacunaciones durante la vida del animal · Raramente son causa de hipersensibilidad, sin embargo pueden ser virulentas en ciertos individuos o revertir la virulencia | · Proveen inmunidad sistémica de corta vida · Ofrecen pobre inmunidad celular y secretoria · Requieren múltiples vacunaciones para la inmunidad · Frecuentemente requieren revacunación para asegurar una memoria inmunológica · Frecuentemente causan reacciones de hipersensibilidad · No pueden causar enfermedad aún en animales comprometidos inmunologicamente |
Las vacunas de subunidades introducidas al mercado veterinario presentan muchas de las mismas ventajas y desventajas de las vacunas inactivadas, dado que estas vacunas son asimismo no infecciosas. La vacuna de subunidades difiere de las vacunas inactivadas y atenuadas, en que esta contiene una porción de un organismo, más que el organismo por completo. Para que una vacuna de subunidades sea efectiva, la porción del organismo en la vacuna deberá incluir uno o más antígenos que induzcan una respuesta protectora. La ventaja de la vacuna de subunidades es la reducción en el riesgo de una reacción alérgica a elementos no esenciales.
Las bacterinas (vacunas bacterianas muertas) son generalmente menos efectivas que las vacunas vírales y proveen inmunidad parcial de corta vida. La respuesta inmune requerida para una inmunidad protectora a bacterias es mucho más compleja a aquella requerida para proteger en contra de los virus. Considerando la estructura y antígenos, los virus son considerablemente más simples que las bacterias. La mayoría de los virus presentan solamente pocos inmuno-determinantes críticos que estimulen una respuesta inmune protectora. En contraste, las bacterias son estructuras más complejas y presentan múltiples inmuno-determinantes. Dadas estas diferencias, las vacunas para algunas enfermedades bacterianas, tal como aquella causada por bordetella bronchiseptica en perros, pueden requerir una más frecuente (anual) revacunación, en relación a múltiples enfermedades vírales.
SELECCIÓN DE VACUNA Y ADMINISTRACION
El veterinario puede determinar que tipo de vacuna deberá ser empleada para un paciente en particular, a través de la comprensión de las diferentes características de los productos disponibles. Las elecciones disponibles en la actualidad comprenden a las vacunas atenuadas, vacunas no infecciosas (vacunas inactivadas), vacunas de subunidades y bacterinas. Asimismo, las vacunas difieren en base a la ruta por la cual esta son administradas (parenteral o intranasal) y el número de antígenos que contengan (únicas o múltiples). El clínico deberá comprender la eficacia y limitaciones de los diferentes tipos de vacunas disponibles para auxiliarse en su selección.
La decisión de emplear una vacuna única o múltiple no es simple. El uso de productos con antígenos múltiples puede ser conveniente para propietarios y veterinarios, dado que pocas inyecciones son requeridas. Para que una vacuna de antígenos múltiples sea aprobada, su manufactor deberá demostrar que cada componente de la vacuna induce el mismo nivel de inmunidad a aquel del producto único. En consecuencia, la efectividad de las vacunas de antígenos múltiples deberá ser clínicamente indistinguible de aquellos productos con antígeno único. No obstante, la controversia permanece acerca de las ventajas y desventajas de los productos con antígenos múltiples. El empleo simultaneo de diversos productos con antígeno único tiende a exponer al paciente a grandes cantidades de proteínas, y en determinadas circunstancias, adyuvantes, comparado con el empleo de vacunas con antígenos múltiples. Por lo tanto, se especula que puede existir una ventaja en la seguridad con el empleo de productos con antígenos múltiples. Sin embargo, al parecer la tasa de respuestas adversas se incrementa conforme el número de antígenos se incrementa, independientemente de que sí estos antígenos son administrados como vacunas a antígeno único o como vacunas de antígenos múltiples.
El empleo de rutas de administración diferentes a la ruta de administración parenteral deberán ser consideradas, sí la vacuna es aprobada para el empleo de una ruta alternativa disponible. La administración intranasal de vacunas puede ser más efectiva para enfermedades en las cuales el sitio primario de replicación del organismo es el tracto respiratorio (p.e. rinotraqueitis viral felina e infección por calicivirus felino). La administración intranasal presenta la ventaja de inducir respuestas inmunes humorales y mediadas por células en el tracto respiratorio, adicionalmente a la inducción inmunitaria sistémica. Otra ventaja de la administración de vacunas por métodos alternativos es la posibilidad de que dichos métodos pudiesen no ser asociados con el desarrollo de sarcomas. En ausencia de cualquier dato experimental esta ventaja es especulativa. Adicionalmente, las vacunas que son administradas intranasalmente tienden a ser asociadas con una alta tasa de efectos adversos post-vacunales, incluyendo conjuntivitis, estornudo y eliminación del virus vacunal. En consecuencia, las potenciales ventajas de la administración intranasal deberán ser equiparadas a las potenciales desventajas.
MANEJO DE LAS VACUNAS
El adecuado manejo de las vacunas es esencial para el desarrollo de inmunidad. Las vacunas atenuadas son particularmente sensibles a un inadecuado almacenamiento, sin embargo, la exposición ya sea de vacunas atenuadas o inactivadas a temperaturas congelantes, excesivo calor o rayos ultravioleta, asimismo puede resultar en reducida inmunogenicidad. Todas las vacunas deberán ser almacenadas de acuerdo a las recomendaciones del productor. Los productos liofilizados deberán ser empleados inmediatamente después de su reconstitución y no deberán ser expuestos a luz ultravioleta o temperaturas extremas. Diferentes vacunas (aún las del mismo productor) no deberán ser mezcladas en la misma jeringa, a menos que existan indicaciones directas del manufactor. Las jeringas empleadas para la administración del producto no deberán ser esterilizadas químicamente, dado que trazas de desinfectante pueden inactivar el agente infectivo.
Lineamientos para el Adecuado Manejo de Vacunas |
· Todas las vacunas deberán ser mantenidas a la temperatura recomendada a partir del momento de expedición del productor, hasta que estas sean administradas al animal. |
· Todas las vacunas deberán ser protegidas contra la exposición a rayos ultravioleta. |
· El diluyente proporcionado por el manufactor ha sido ajustado al pH particular para el organismo. En consecuencia, el clínico nunca deberá emplear un diluyente diseñado para una vacuna diferente con el fin de rehidratar el producto liofilizado, aunque el diluyente sea producido por el mismo manufactor. |
· Dado que las diferentes vacunas requieren diferentes valores pH y pueden tener diversos agentes activos o adyuvantes que pueden afectar el pH. El clínico nunca deberá mezclar vacunas a menos que esto sea recomendado por el productor. |
· Las vacunas atenuadas deberán ser empleadas tan pronto estas hallan sido reconstituidas. En consecuencia, el clínico deberá asegurarse de que las vacunas no sean almacenadas para su uso posterior a su reconstitución. |
· Las jeringas esterilizadas químicamente no deberán ser empleadas, dado que trazas de desinfectante pueden inactivar a las vacunas atenuadas. |
· Antes de la administración de cualquier vacuna, el clínico deberá sujetar adecuadamente al animal y asegurarse que el sitio de la inyección halla sido aseado. |
FALLA EN LA RESPUESTA INMUNE
Aún cuando una vacuna es manejada adecuadamente e induzca una respuesta inmune, dicha respuesta puede fallar para proteger al animal. Tales fallas pueden ocurrir cuando:
(i) El animal produce una respuesta humoral a la vacunación, pero una respuesta mediada por células es necesaria para la protección.
(ii) El antígeno hacia el cual el animal construye una respuesta inmune no es importante para el control de la enfermedad.
(iii) El agente infeccioso a el cual el animal es expuesto difiere del cual fue inmunizado.
(iv) La protección inducida por la vacunación disminuye posterior a un período de tiempo, así que una exposición baja o moderada al patógeno puede sobrepasar los mecanismos de defensa del animal.
(v) La respuesta inmune es rebasada por exposición extrema a un patógeno en lo particular.
REVACUNACION
Tradicionalmente los productores de biológicos veterinarios han recomendado la revacunación anual y los veterinarios han seguido, generalmente, esta recomendación. En años recientes investigadores y practicantes han expresado conceptos acerca de que los pacientes son sobrevacunados. En base a la medicina veterinaria y en humanos, y a la comprensión de cómo el sistema inmune de los mamíferos opera, se puede afirmar que la duración de la inmunidad asociada con las vacunas veterinarias disponibles en la actualidad es superior a un año. Basado en un conocimiento adecuado de cómo funciona el sistema inmune en mamíferos se puede plantear un cuestionamiento bastante atrevido, ¿desde cuando no se vacuna Ud.?, y a menos que se demuestre que el sistema inmune de los perros y gatos difiere del resto de los mamíferos, aspecto ampliamente improbable, se puede especular que la practica de sobrevacunación es, desafortunadamente, ampliamente practicada.
Las enfermedades vírales para las cuales respuestas inmunes protectoras de largo plazo son desarrolladas posterior a la vacunación, no requieren revacunación anual una vez que el animal alcanzo la edad adulta. Estudios controlados indican que la inmunización con vacunas atenuadas de distemper canino mantienen títulos por al menos 5 años, mientras que vacunas atenuadas de parvovirus canino mantienen títulos por al menos 3 años. Para estas dos enfermedades la correlación entre la presencia de títulos de inmunoglobulinas y protección de la enfermedad es adecuado, aunque excepciones pueden ocurrir. Títulos séricos neutralizantes superiores a 1:10 para distemper canino y títulos de hemoaglutinación superiores a 1:100 para parvovirus, son indicativos de que la revacunación es injustificada. Estos títulos pueden no siempre ser capaces de proteger en contra de la exposición al patógeno, pero estos pueden resultar en aclaramiento de la vacuna, tornando a la vacunación inefectiva. Inmunización con vacuna atenuada de panleucopenia felina resulta en protección de larga vida. Títulos de inmunoglobulinas para panleucopenia así como para calicivirus felino presentan adecuada correlación con protección. La correlación entre el título de inmunoglobulinas y protección contra rinotraqueitis felina, no es tan fuerte.