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la partida de la mascota

la partida de la mascota

de iris murgo -
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Es un tema largo y muy duro. En nuestra veterinaria ingresan entre 20 y 50 pacientes diarios y el 10 % vienen graves o moribundos, ya sea por haber contraído parvovirus, moquillo o simplemente porque son muy viejos y tienen el ciclo de vida cumplido. Es decir, es un tema de todos los días. Muchas veces los dueños están preparados para afrontar esto y, a su vez, NO lo están. ¿A qué voy con esto? A que el silencio que deja un compañero de ruta cuando se va de este mundo es muchas veces muy duro, más duro que la muerte misma del animal. Es la parte fea de nuestra profesión. Muere la mascota . . . ¿Qué hacemos con el cuerpo? Hay varias opciones. Por un lado, que el propietario se lleve el cuerpo y lo entierre en el fondo de su casa, en un descampado o en un cementerio para mascotas. Pero el momento es muy duro y continúa siendo durísimo hasta que éste lo entierra. Por el otro, una opción que nosotros damos para alivianarle el momento es que sea retirado por residuos patológicos o que lo enterremos en mi campo, LA CRUCECITA, que se encuentra en la base de la montaña (y en la cual actualmente hay más de 500 perros y muchos gatos enterrados allí). Nosotros, en nuestra veterinaria, por muchos años no realizamos eutanasia porque al dueño, en general, le queda una sensación muy fea de ese último momento y, muchas veces, cambia de veterinaria. Pero lo más importante para mí, y allí el veterinario juega un rol más que importante, es el DESPUÉS, el SILENCIO que deja la mascota que ya no está; más si el perro o el gato vivía dentro de la casa y dormía a los pies de la cama. Y, si era la única mascota, con mayor razón. Allí es cuando tenemos que tapar el dolor cuanto antes , más si esta persona es mayor y vive sola o casi sola. En general, los dueños que recién pierden a su compañero incondicional, no quieren ingresar otro animal de reemplazo por cariño al que se fue, pero hay que tratar de hacerlo lo más pronto posible por intermedio de sus hijos, amigos, vecinos o compañeros. Es decir, "meterles el perro". A veces con mentiras piadosas como "lo encontré perdido en la calle" o como "tenemelo unos días hasta que pueda encontrarle dueño". Esto es mucho más importante de lo que el que me lee cree. Les dejo la inquietud y mi experiencia de más de treinta años. El trabajo de un veterinario de pequeños animales no termina cuando muere el animal, ni cuando nos hacemos cargo del cuerpo de la mascota, termina cuando supimos o pudimos ser parte del reemplazo con una nueva mascota. Ojalá les sirva. Dr. Sergio de la Torre Pérez Guilhou Médico Veterinario Universidad Nacional de La Plata 1981 Matrícula N° 101 Colegio de Médicos Veterinarios de la Provincia de Mendoza MENDOZA - ARGENTINA