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vacunacion

Re: vacunacion

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Palabras Clave

El control de las enfermedades infecciosas es un aspecto primario en la práctica veterinaria. Nutrición y medio ambiente adecuados, reducción del estrés, minimización de la exposición a patógenos y el empleo de vacunas efectivas, son todos aspectos importantes para el control de las enfermedades infecciosas.

 

         La inmunización implica, en un aspecto, que posterior a la vacunación el animal desarrolla una respuesta inmune protectora contra el patógeno invasor potencial. Un adecuado protocolo de vacunación deberá seleccionar el antígeno correcto, administrarlo en una manera óptima, en el período correcto, con el fin de provocar una respuesta que pueda proteger al animal.

 

         En términos generales, una respuesta inmune vacunal exitosa deberá producir una respuesta humoral y celular idéntica a la que resulta de la infección natural. Para conseguir este objetivo, el sistema de administración deberá ubicar la vacuna en asociación con las células linfoides en el tejido objetivo. La efectividad de la vacunación es influenciada por la edad, nutrición, estado inmune y salud general del receptor.

 

         Dos partes de los mecanismos de defensa del animal pueden ser estimulados a través de la vacunación, el sistema humoral y el sistema mediado por células.

 

         Para que un antígeno estimule la producción de inmunoglobulinas, este deberá ser inicialmente procesado por los macrófagos y presentado a los linfocitos B. En presencia del antígeno, los linfocitos B específicos al antígeno son transformados dentro de los linfoblastos, aumentando estos, los linfocitos, rápidamente en cantidad. Las células B activadas se diferenciaran, ya sea en células plasmáticas productoras de anticuerpos o en células B de memoria. Cada célula plasmática produce solamente una clase específica de inmunoglobulinas, para un antígeno en específico.

 

         Las inmunoglobulinas para antígenos de superficie bacteriana pueden conferir protección contra la enfermedad. Los ejemplos incluyen antígenos del flagelo, pilli, cápsula y pared celular. Por el contrario, una respuesta inmune humoral a antígenos que se encuentran en el interior de la célula es improbable que sea protectora, dado que los antígenos internos son inaccesibles a las inmunoglobulinas. Estos antígenos internos incluyen a los antígenos citoplasmáticos, así como a ciertos antígenos de pared y membrana celular.

 

         De manera similar, las inmunoglobulinas contra antígenos vírales externos (p.e. antígenos de envoltura y cápside) pueden proveer inmunidad protectora contra los virus, mientras que las inmunoglobulinas contra antígenos vírales internos no proveen inmunidad humoral protectora para patógenos vírales.

 

         Posterior a la exposición inicial a un antígeno, los sistemas humoral y mediado por células requieren dos semanas para alcanzar una función óptima. En la segunda exposición al mismo antígeno la respuesta es rápida. Esta respuesta anámnesica es la principal protección sobre la cual la vacunación se basa. La respuesta anámnesica es el resultado de la memoria inmunológica proporcionada a través de una clase especial de linfocitos, llamadas células de memoria.

 

         Las inmunoglobulinas en solitario no pueden destruir los agentes infecciosos, sin embargo, pueden activar los mecanismos de defensa no específicos y mejorar su eficacia. Las inmunoglobulinas pueden «recubrir» a los agentes infecciosos, en consecuencia, minimizando la probabilidad de que el agente se «atraque» a las células del huésped, además de aglutinarse directamente a las toxinas, neutralizándolas de esta manera. Asimismo las inmunoglobulinas interactúan con otras células o moléculas efectoras, a través del aglutinamiento y señalización de un antígeno, permitiendo a las células fagocíticas, células citotóxicas o complemento (citotoxicidad celular dependiente de anticuerpos) destruir al agente infeccioso.

 

         Cuando un animal es expuesto a un agente infeccioso o a una vacunación que induce inmunidad mediada por células, los linfocitos T que reconocen al antígeno responden a través de replicación de ellos mismos por medio de mitosis (expansión clonal). Cuando el individuo es nuevamente expuesto al mismo antígeno, los linfocitos T de memoria lo reconocen y se replican. Los linfocitos T intentan destruir al agente infeccioso directamente y/o a través de la secreción de linfocinas, las cuales modulan el ataque de otras células blancas para la destrucción del invasor. Tanto los antígenos (i) internos como los antígenos (ii) externos y (iii) secretados, pueden inducir una respuesta protectora mediada por células. La inmunidad mediada por células puede reconocer antígenos sobre la superficie de las células del huésped que hallan sido procesados a través del complejo mayor de histocompatibilidad (MHC).

 

         Numerosos factores pueden influenciar los mecanismos de defensa de un animal, y en consecuencia afectar la respuesta inmune a la vacunación. Algunos factores importantes para un efectivo programa de vacunación incluyen: el efecto bloqueador de los anticuerpos calostrales, la edad y condición nutricional del animal, además del efecto de una posible infección concurrente.

 

         El estado nutricional y general de salud del animal es importante para una exitosa inmunización, dado que una respuesta inmune óptima requiere una amplia división celular y síntesis proteica. La nutrición inadecuada, incluyendo deficiencias de proteínas y ciertos micronutrientes (p.e. cobre y zinc), es conocida de restringir la respuesta inmunitaria. Animales bajo estrés como resultado de transporte, aclimatación u otros estrésores del medio ambiente, son sujetos pobres para una inmunización dado que la respuesta inmune puede ser disminuida a través de diversos mecanismos, incluyendo inmunodepresión por medio de corticosteroides endógenos. La administración de glucocorticoides puede interferir con la habilidad del animal para producir una respuesta inmune primaria posterior a la vacunación, aunque se carece de pruebas contundentes. Sin embargo, parece prudente reducir o eliminar la terapia con corticosteroides durante una semana antes o dos semanas posteriores a la vacunación, de ser posible.

 

         La vacunación podrá fallar para inmunizar a una animal adecuadamente, sí este se encuentra incubando el organismo al momento de la administración.  Enfermedad clínica, o estrés a partir de la presencia de una enfermedad no relacionada al antígeno vacunal, pueden asimismo ser asociadas con inmunodepresión y pueden interferir con la exitosa inmunización.

 

         La prevalencia de enfermedad, estrésores domésticos, densidad de población y exposición a otros animales, son importantes factores en la selección del protocolo de vacunación. Conforme los veterinarios realicen una evaluación de los riesgos versus beneficios en las diferentes áreas geográficas, estos podrán desarrollar diferentes protocolos de vacunación. El practicante tendrá la responsabilidad de elaborar protocolos de vacunación para que cada paciente tenga mayores probabilidades de desarrollar protección en contra de las enfermedades infecciosas que pueda estar en contacto, mientras que por otra parte, los riesgos de complicaciones vacunales-inducidos sean minimizados.

 

Los animales requieren diferentes clases de inmunidad para la protección de diversos patógenos. El tipo de vacuna, la ruta de administración y las características particulares del adyuvante, afectan el tipo de respuesta inmune producida. En medicina veterinaria dos tipos de vacunas son empleadas en la actualidad, las atenuadas (vivas modificadas) y las no infecciosas. Las vacunas no infecciosas incluyen tanto las inactivadas como las de subunidades. Las vacunas atenuadas emplean agentes infectivos que son alterados para que estos no sean virulentos, reteniendo las propiedades antígenicas, las cuales inducen una respuesta inmune protectora.

 

         Las vacunas atenuadas no contienen suficiente antígeno para inmunizar un animal, a menos que el organismo pueda infectar y replicarse en el huésped. Una respuesta inmune local efectiva requiere un organismo replicante y puede no ser producida por las vacunas no infecciosas (muertas). Dado que los organismos vacunales atenuados se replican en el huésped, estos semejan más cercanamente la infección virulenta y generalmente producen una respuesta inmune protectora más fuerte y de mayor duración, a aquella de las vacunas no infecciosas. Las vacunas atenuadas, asimismo, pueden inducir la producción de interferon durante los primeros días cercanos posteriores a la inmunización, en consecuencia, proporcionando protección temprana adicional en contra algunas infecciones virales virulentas. De la misma forma, las vacunas atenuadas presentan desventajas. Algunos agentes infecciosos pueden (i) inducir inmunosupresión, (ii) ser eliminados hacia el medio ambiente, (iii) contaminarse con virus indeseables o (iv) pueden revertirse virulentos, causando enfermedad vacunal-inducida.

 

         Las vacunas inactivadas o no infecciosas no pueden replicarse, y en consecuencia son incapaces de causar enfermedad infecciosa. Para inducir una respuesta inmune protectora las vacunas inactivadas requieren una dosis amplia, múltiples inmunizaciones y el empleo de adyuvantes que puedan causar irritación tisular en el sitio de la inyección. Estos factores incrementan sustancialmente el costo de las vacunas inactivadas y la probabilidad de reacciones vacunales sistémicas y locales. Diversos estudios han demostrado que el empleo de vacunas de rabia y leucemia felina en gatos estan asociadas con incremento en la frecuencia de sarcomas. La incidencia de fibrosarcomas asociados a vacunación es baja y no supera el riesgo de leucemia felina en gatos en peligro. Por lo general, las vacunas inactivadas producen una respuesta inmune débil con una duración corta, en relación a la respuesta inmune producida por las vacunas atenuadas. Para disminuir esta desventaja adyuvantes son adicionados, con el fin de incrementar la eficacia de la vacuna en la estimulación de la protección inmune. Adyuvante modificado de Fraud, bordetella pertusis y propionibacterium acnes estimulan la actividad de los macrófagos e incrementan su habilidad para presentar el antígeno. Otro método para incrementar la respuesta inmune es asegurarse que el antígeno permanece en el cuerpo durante un período prolongado de tiempo, lo cual puede ser alcanzado por la incorporación al antígeno de adyuvantes de aluminio o aceite. Diversos nuevos adyuvantes que aparentemente facilitan la respuesta mediada por células se encuentran bajo investigación.

 

         Las vacunas de subunidades introducidas al mercado veterinario presentan muchas de las mismas ventajas y desventajas de las vacunas inactivadas, dado que estas vacunas son asimismo no infecciosas. La vacuna de subunidades difiere de las vacunas inactivadas y atenuadas, en que esta contiene una porción de un organismo, más que el organismo por completo. Para que una vacuna de subunidades sea efectiva, la porción del organismo en la vacuna deberá incluir uno o más antígenos que induzcan una respuesta protectora. La ventaja de la vacuna de subunidades es la reducción en el riesgo de una reacción alérgica a elementos no esenciales.

 

Vacunas Vírales

Vacunas vírales vivas modificadas

· Proveen inmunidad más completa y de mayor duración en relación a las vacunas no infecciosas.

· Estimulan inmunidad celular y secretoria.

· No requieren vacunaciones múltiples para una memoria inmunológica.

· Frecuentemente no requieren vacunación o requieren pocas revacunaciones durante la vida del animal.

· Raramente son causa de hipersensibilidad, sin embargo pueden ser virulentas en ciertos individuos o revertir la virulencia.

Vacunas vírales no infecciosas

· Proveen inmunidad sistémica de corta vida.

· Ofrecen pobre inmunidad celular y secretoria.

· Requieren múltiples vacunaciones para la inmunidad.

· Frecuentemente requieren revacunación para asegurar una memoria inmunológica.

· Frecuentemente causan reacciones de hipersensibilidad.

· No pueden causar enfermedad aún en animales comprometidos inmunologicamente.

 

         Las bacterinas (vacunas bacterianas muertas) son generalmente menos efectivas que las vacunas vírales y proveen inmunidad parcial de corta vida. La respuesta inmune requerida para una inmunidad protectora a bacterias es mucho más compleja a aquella requerida para proteger en contra de los virus. Considerando la estructura y antígenos, los virus son considerablemente más simples que las bacterias. La mayoría de los virus presentan solamente pocos inmuno-determinantes críticos que estimulen una respuesta inmune protectora. En contraste, las bacterias son estructuras más complejas y presentan múltiples inmuno-determinantes. Dadas estas diferencias, las vacunas para algunas enfermedades bacterianas, tal como aquella causada por bordetella bronchiseptica en perros, pueden requerir una más frecuente (anual) revacunación, en relación a múltiples enfermedades vírales.

 

SELECCIÓN DE VACUNA Y ADMINISTRACION

 

⢠El veterinario puede determinar que tipo de vacuna deberá ser empleada para un paciente en particular, a través de la comprensión de las diferentes características de los productos disponibles. Las elecciones disponibles en la actualidad comprenden a las vacunas atenuadas, vacunas no infecciosas (vacunas inactivadas), vacunas de  subunidades y bacterinas. Asimismo, las vacunas difieren en base a la ruta por la cual esta son administradas (parenteral o intranasal) y el número de antígenos que contengan (únicas o múltiples). El clínico deberá comprender la eficacia y limitaciones de los diferentes tipos de vacunas disponibles para auxiliarse en su selección.

 

La decisión de emplear una vacuna única o múltiple no es simple. El uso de productos con antígenos múltiples puede ser conveniente para propietarios y veterinarios, dado que pocas inyecciones son requeridas. Para que una vacuna de antígenos múltiples sea aprobada, su manufactor deberá demostrar que cada componente de la vacuna induce el mismo nivel de inmunidad a aquel del producto único. En consecuencia, la efectividad de las vacunas de antígenos múltiples deberá ser clínicamente indistinguible de aquellos productos con antígeno único. No obstante, la controversia permanece acerca de las ventajas y desventajas de los productos con antígenos múltiples. El empleo simultaneo de diversos productos con antígeno único tiende a exponer al paciente a grandes cantidades de proteínas, y en determinadas circunstancias, adyuvantes, comparado con el empleo de vacunas con antígenos múltiples. Por lo tanto, se especula que puede existir una ventaja en la seguridad con el empleo de productos con antígenos múltiples. Sin embargo, al parecer la tasa de respuestas adversas se incrementa conforme el número de antígenos se incrementa, independientemente de que sí estos antígenos son administrados como vacunas a antígeno único o como vacunas de antígenos múltiples.

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