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La llegada de la técnica de clonación al seno de la comunidad científica ha provocado, desde el nacimiento de la oveja Dolly en 1996, una revolución que no ha dejado de generar proyectos relacionados con la duplicación de células madre.

En la Argentina, la empresa de biotecnología animal y vegetal Goyaike ya tiene 16 toros clonados de pedigrí con fines productivo en su propio rodeo y día a día se especializa más en brindar servicios de clonación a terceros, abriendo así el mercado de a compra y venta de ADN.

De acuerdo con la información publicada en su página en Internet la firma ya tiene los clones de toros Angus, Holando y Hereford, que en el caso de estos últimos serían de animales de 2 años.

Como todas las compañías, Goyaike de la familia Perez Companc busca maximizar sus beneficios. Por ello se propuso ofrecer el servicio de clonación con un costo que asciende a los U$S 10.000.

Para analizar la rentabilidad del negocio, es válido tomar el siguiente ejemplo: Si el comprador del toro Hereford Gran Campeón de Palermo 2006 que se vendió en $ 124.000, se decide a clonar al animal, lo haría por un valor cuatro veces inferior al de venta.

Y si el vendedor hubiera guardado el material genético de ese mismo ejemplar también podría tener su copia en sólo dos años.

Goyaike también cuenta con un almacén para "resguardar indefinidamente el material genético (ADN) necesario para generar un nuevo organismo". La preservación genética es otro de los servicios que ofrece a un valor de 500 dólares.

Según la página web especializada www.adnmundo.com "un importante centro de inseminación artificial reconoció que tienen guardados los datos genéticos de un toro Brangus con la intención de clonarlo por sus características reproductivas".

Goyaike explica que "la clonación es una técnica de reproducción asistida que garantiza el 100% de la transmisión del potencial genético de un animal a otro".

Los especialistas en genética sostienen que para clonar un animal se deben generar unos 20 embriones a partir de células extraídas de la oreja del animal original. Se utiliza este tejido porque esas células son más fáciles de trabajar en medios artificiales ya que poseen poca irrigación sanguínea, lo que las vuelve menos contaminante.

Sólo unos pocos embriones sobreviven al proceso. En la mayoría de los casos se producen abortos perinatales o muertes prematuras. Al final del proceso, Goyaike entrega un animal con 60 días. Si se hubieran obtenido otros ejemplares, el valor del segundo ejemplar desciende al 50% del original y si hubiera un tercero el precio rondaría la tercera parte del primero.

Entre los beneficios de la tecnología se destaca que la clonación permite una rápida propagación de genotipos probados y la transmisión del mérito genético, la eliminación de los ensayos de prueba y error de los cruzamientos e incrementar la disponibilidad de semen y embriones como recuperar el material genético de animales que por alguna razón quedan fuera del círculo reproductivo y la conservación genética de razas en extinción.

Dilemas a resolver

Pero si bien el negocio parece fácil y accesible, no todo lo que brilla es oro. Bajo la capa del negocio, por ahora, conviven dos dilemas a resolver: quién tiene el permiso para clonar y cómo se inscribirán los animales clonados en los registros genealógicos de la Sociedad Rural.

Para el primer interrogante, surgen algunas respuestas que disparan las siguientes situaciones: que el vendedor haga la reserva previa de la información genética y pueda clonar luego al animal, o que el comprador decida clonarlo y, a partir de un idéntico al original inseminar un rodeo de vacas y en poco tiempo armar un cabaña con genética producida por otro cabañero o, también, que un cabañero decida vender la información genética de sus animales.

Las asociaciones de criadores deberán determinar si la venta de reproductores se concreta con derecho a clonación de parte del comprador o vendedor o si se puede negociar la información genética de un animal con lo cual podría surgir un nuevo mercado como el de las pajuelas y embriones.

En cuanto a la inscripción en la SRA, el responsable del área, Juan Bidart, señaló a www.adnmundo.com que espera contar con las respuestas de las asociaciones en el término de un mes. La SRA les pidió que respondan si aceptan la clonación, si la aceptan con restricciones, y de qué tipo, o si no la aceptan.

Según Bidart las respuestas serán positivas pero con restricciones. Actualmente, en el caso de los reproductores que nacieron por transferencia embrionaria se detalla la sigla T/E y se asienta con los datos genéticos de sus padres.

En los animales clonados una posibilidad que se podría implementar es la de registrar al animal con la letra "C". O sea, de un mismo toro podría existir la "copia": C1, C2, C3, etc., y se incluirían los datos genéticos del padre y la madre del toro original. Su ascendencia se determinaría con un análisis de ADN.

Las asociaciones de criadores dijeron que todavía no tienen una posición definitiva pero que en principio aceptarían la inscripción en los registros de animales de pedigrí debido a la posible muerte temprana del reproductor o por problemas de salud que lo vuelvan improductivo. Quien haya guardado los datos genéticos del animal podría "revivirlo". Es decir que la técnica funciona como un seguro