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El segundo cerebro

El segundo cerebro

de Horacio Mariño -
Número de respuestas: 4

EL SEGUNDO CEREBRO

Desde tiempos remotos se ha especulado que el intestino era el centro de nuestras emociones. En el papiro “Edwin Smith”, uno de los documentos médicos más antiguos (siglo XVII a.C.), ya se hablaba del estomago como un órgano en el que se localizan el pensamiento y el sentimiento. Además los egipcios creían que todo que todo lo que pasaba en el cuerpo se reflejaba en esta zona. Pero fue John Newport Langley, un investigador inglés, quien en 1921, se tomó en serio el asunto y planteo que el SISTEMA NERVIOSO ENTÉRICO era el encargado de controlar los comportamientos involuntarios del cuerpo.

 Sin embargo sus investigaciones fueron barridas y escondidas debajo del tapete de la historia, con el argumento de que solo se trataba de un sistema nervioso periférico que respondía ante reflejos simples.

 Pasaron 75 años para que Michael Gershon, jefe del departamento de Anatomía y Biología Celular de la Universidad de Columbia, retomara esta interrogante que confrontaba, como él lo dice, a esa comunidad de médicos que creían que estos estudios eran perversos e inmorales (cualquier coincidencia con acontecimientos en veterinariosenweb.com es mera coincidencia). En su libro THE SECOND BRAIN, abordo el tema y desde entonces la CIENCIA de la neurogastroenterología se abre camino para descubrir algunos de sus secretos. En sus propias palabras, “mi primer acercamiento al segundo cerebro llego despaciosa e indirectamente. Comenzó como una relación de amor, pero no con el intestino o mi esposa Anne, sino con la SEROTONINA. El anuncio sobre la presencia de serotonina en el intestino fue un duro golpe para nuestro ego cerebral. “Estaba siendo un hereje, y fui tratado de esa manera” rememora Gershon en su libro (cualquier similitud con algún miembro de veterinariosenweb.com asimismo es mera coincidencia).

 Ahora sabemos que la serotonina es un neurotransmisor y que el 95% de esta es secretada en el tubo digestivo a nivel de las células enterocromafines del tracto gastrointestinal y en menor proporción en las neuronas entéricas. Asimismo es conocido que el sistema entérico posee casi la misma cantidad de células nerviosas que la médula espinal.

 Además del sistema nervioso central, el cual incluye al cerebro y a la medula espinal, y el sistema nervioso autónomo, que controla buena parte de las funciones fisiológicas, entre ellas la presión sanguínea y la respiración, existe otro más que es el SISTEMA NERVIOSO ENTÉRICO, conocido como el cerebro del intestino. Este es un sistema casi autónomo que regula la motilidad, secreción de las glándulas y flujo sanguíneo del sistema digestivo. Se especula que el 90% de la comunicación entre los dos cerebros son reportes que van desde el intestinal al craneal, y no al revés.

 En lugar de alojar todo el control neural dentro del sistema nervioso, un minicerebro esta envuelto entre las paredes del tracto gastrointestinal; el gran numero de neuronas que se requieren para controlar las funciones digestivas expandirían demasiado el sistema nervioso central sí estuvieran ubicadas ahí, dice el fisiólogo Jackie D. Wood, de Ohio State University.

 Al igual que nuestro cerebro principal, el intestinal está compuesto por interneuronas y neuronas motoras conectadas por sinapsis químicas y conforman redes. Al igual que sus gemelas de arriba, reciben información de las neuronas sensoriales encargadas de recopilar datos a través de receptores especializados que detectan cambios térmicos, químicos y mecánicos en el tracto gastrointestinal. Al procesar esta información, las interneuronas y las neuronas motoras determinan el comportamiento más adecuado. Gracias a una “biblioteca” de programas en su memoria pueden ocuparse de tareas tan complejas como el procesamiento de más de 30 toneladas de alimento que pasan durante toda la vida de una persona a través del tracto. Asimismo es su tarea velar por la integridad del interior aséptico del lugar más poblado de bacterias en la corpórea, que es el lumen del tracto gastrointestinal. Allí pululan de 300 a 500 especies bacterianas en una concentración que supera hasta 10 veces el número de células corporales, lo anterior en colaboración reciproca con el TEJIDO LINFOIDE ASOCIADO A INTESTINOS. Además de aplicar programas de emergencia como el vómito o la diarrea ante la presencia de alimentos dañinos e infecciones vírales o bacterianas, entre otros microorganismos. No solo la serotonina esta involucrada en llevar y traer señales; otros neurotransmisores como la acetilcolina, la sustancia P y el oxido nítrico, entre otras muchas más, comparten dichas tareas.

En respuesta a Horacio Mariño

Re: El segundo cerebro

de Roberto Castro -






















El sistema nervioso entérico (SNE) es una estructura altamente compleja cuyas características morfológicas y funcionales lo hacen muy semejante al sistema nervioso central y muy diferente de los ganglios del sistema nervioso autó-nomo.
El sistema nervioso entérico, es un vasto almacén químico en el que están re-presentadas todas y cada una de las clases de NEUROTRANSMISORES, que operan en el cerebro.
Una compleja red neural cuyos centros se encuentran en la pared del tubo di-gestivo (inervación intrínseca) y que está comunicada con el sistema nervioso central (inervación extrínseca) son los encargados de mantener una actividad integrada de todos los subcomponentes del tubo digestivo. Hace excepción a esto el tercio superior del esófago y faringe, que sólo tienen inervación extrín-seca.
El sistema nervioso entérico está constituído por dos grandes plexos nervio-sos. El plexo mientérico o plexo de Auerbach, ubicado entre las capas muscu-lares circular y longitudinal del tubo digestivo, se extiende desde el tercio me-dio del esófago hasta el canal anal.
El plexo submucoso o plexo de Meissner, se encuentra particularmente desa-rrollado en el intestino delgado y colon.
Ambos plexos mantienen estrechas conexiones entre si y controlan las activi-dades motoras y secretorias del tracto digestivo.
Tanto los movimientos del tracto gastrointestinal como sus secreciones están gobernados por el sistema nervioso entérico que depende de las ramas simpá-tica y parasimpática del sistema nervioso central. Las fibras nerviosas simpáti-cas que acaban en el plexo intramural gastrointestinal son fibras adrenérgicas postgangliónicas cuyos cuerpos celulares se sitúan en los ganglios vertebrales y paravertebrales. Las fibras nerviosas parasimpáticas llegan desde el cerebro al plexo intramural por algunas ramas del nervio vago. Algunas partes del colon, recto y ano reciben fibras parasimpáticas de los nervios pélvicos. Estas fibras parasimpáticas son pregangliónicas y predominantemente colinérgicas.
En la pared del tracto digestivo existen además quimiorreceptores y mecano receptores que envían señales a los plexos mientérico y submucoso en res-puesta a algunos neurotransmisores y otros agentes químicos o mecánicos
En respuesta a Roberto Castro

Re: El segundo cerebro

de Roberto Castro -
Y voy a ir un poco mas alla DR Horacio.
El SN es una continuidad evolutiva de miles de años,
Asi primero solo estuvo el parasimpatico ,para cumplir la funcion de digestion,luego aparecio el simpatico(muy sisntetizada la historia)en funcion de las relaciones de competencia de las especies,luego el SNC en relacion a la adaptacion al medio y cosistemas limitrofes,y ahora ya se esta estudiando segun los trabajos de POrlan,el llamado "sistema nervioso relacional" o "trigono autonomico",el cual explica los asombrosos resultados de la TN en los problemas etologicos de nuestras mascotas.
En respuesta a Horacio Mariño

Re: El segundo cerebro

de Miguel Maqueda -

Hola Dr. Marinio (no tengo enie en mi teclado)

Por eso los aglosajones tienen los dicho "gut feeling", "no guts, no glory".