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APRENDIZAJE MEDICO BASADO EN PROBLEMAS (MARCO DE REFERENCIA). Con dedicatoria al Dr. Pablo Norberto Fernández, por el inquebrantable espíritu de descubrir la verdad que muestra.

APRENDIZAJE MEDICO BASADO EN PROBLEMAS (MARCO DE REFERENCIA). Con dedicatoria al Dr. Pablo Norberto Fernández, por el inquebrantable espíritu de descubrir la verdad que muestra.

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Número de respuestas: 1

APRENDIZAJE MEDICO BASADO

EN PROBLEMAS

(MARCO DE REFERENCIA)

HORACIO MARIÑO MUNGUÍA

MEDICO EN PERROS & GATOS

CLINICAS VETERINARIAS & ACUARIOS « HOBBISSIMO »

SANTIAGO DE QUERÉTARO â QUERETARO

MÉXICO

FUNDAMENTO

El pensamiento científico ha atravesado a lo largo del tiempo por una serie de fases bien determinadas, en cada una de las cuales las perspectivas para la comprensión de la realidad física condicionaron la actitud científica y establecieron cuáles serían los criterios de investigación, estos comúnmente relacionados a la manera como se esperaba que el mundo debiese funcionar de acuerdo a un modelo o paradigma adoptado.

El desarrollo acelerado de la ciencia y la tecnología incrementó el volumen de información disponible, el cual dentro de los esquemas clásicos de la enseñanza de las ciencias, fue reduciendo el número de individuos que fueran capaces de comprender, desarrollar y aportar en esta área del conocimiento humano, convirtiéndose gradualmente en un grupo casi exclusivo y muchas veces desconectado de la realidad social.

No obstante, cada vez es más fuerte una nueva concepción de la ciencia, entendiéndose como un proceso de construcción intelectualmente coherente, un diálogo del pensamiento humano con los fenómenos naturales; originando así una mejor comprensión humana, hecha y comentada por hombres, lo que les permite explicar satisfactoriamente, dentro de ciertos criterios, algunos aspectos de la realidad. Luego entonces, la ciencia repercute en todos los aspectos del desarrollo social; de ahí la necesidad de que accedan a ella no sólo una minoría sino la gran mayoría de personas. ¿La forma tradicional de impartir la enseñanza científica permite alcanzar este objetivo?

Evidentemente no, el problema ha sido identificado y planteado en muchos foros de discusión, cuestionándose sí: ¿la forma en que se concibe y materializa la enseñanza científica, desde el punto de vista de los contenidos, métodos y estrategias de aprendizaje, permite hacer frente satisfactoriamente a todo un conjunto de desafíos, incluyendo la rapidez de los cambios, la complejidad e interdisciplinariedad, la dimensión ética y social, además de la problemática cívica?

Las conclusiones de estudios realizados sobre este tema conducen mayoritariamente a un balance negativo, la enseñanza tradicional sobrecarga la mente de los alumnos con una serie de detalles inútiles, privándoles de elementos importantes que facilitarían la comprensión. No suministra herramientas para afrontar desafíos y no fomenta el pensamiento crítico necesario para afrontar retos futuros. Los estudiantes no encuentran caminos para resolver sus propias interrogantes, el tratamiento abstracto de los problemas les provoca aburrimiento y desinterés.

A los estudiantes les resulta difícil concentrarse en lo que se dice en el aula después de los primeros veinte minutos de clase, más o menos, incluso con profesores carismáticos y amenos que se preocupan porque sus alumnos presten mayor atención. La atención no es algo permanente y por eso muchos estudiantes sueñan despiertos en clase o se distraen pensando en otras preocupaciones o intereses. Además, si un estudiante se para a pensar en un comentario interesante del profesor (¿coincide eso con lo que yo sé?), o trata de interpretar una frase confusa, no escucha lo que se dice en clase durante los minutos siguientes. Cuando los estudiantes malinterpretan lo que dice el profesor, o lo anotan incorrectamente, consideran esos errores no reconocidos como la verdad absoluta, puesto que lo ha dicho el profesor, que es supuestamente un experto. Se trata de un ambiente educacional en el que los alumnos son estudiantes pasivos y en el que no se los estimula para que piensen por sí mismos.

EXÃMENES

Los exámenes que se realizan periódicamente, y al final de curso, sirven para reafirmar al profesor, a la institución, a los estudiantes y a la sociedad, que el aprendizaje ha tenido a lugar. Nunca se ha definido lo que pudiesen entender todos estos grupos por el término «aprender». La mayoría de los exámenes están pensados para recompensar al estudiante cuando reconoce o recuerda hechos. En los exámenes pensados para recordar hechos, a los estudiantes se les pide que recuerden conceptos, principios, definiciones o acontecimientos en forma de preguntas de desarrollo. En los exámenes de reconocimiento, los estudiantes se encuentran ante una pregunta y una lista de posibles respuestas, y tratan de seleccionar la correcta, tal como sucede en los exámenes de elección entre respuestas múltiples. Los exámenes de reconocimiento son los más habituales (¿quién va a querer leerse todas las respuestas desarrolladas?). A pesar de que los profesores piensen que con estos exámenes se pueden estimular destrezas mentales más complejas, sí se estudia la cuestión con detenimiento, se verá que aunque se presente un problema o una situación complicada, la respuesta seguirá dependiendo de la capacidad de reconocer o de recordar. Todo esto indica que cuando un estudiante saca buenas notas en uno de estos omnipresentes exámenes, significa que ha memorizado muchas cosas y no necesariamente que las ha entendido con cierto grado de profundidad, ni que es capaz de aplicarlas en la vida real, fuera del aula.

Se supone que estos exámenes miden lo que el estudiante es capaz de recordar de todo un curso pero, en realidad, lo único que miden es lo que han conseguido empollar mediante apuntes y otras fuentes, justo antes del examen. Para obtener buenos resultados, los estudiantes deben concentrarse en memorizar sólo lo que les preguntarán en el examen. De hecho, cuando el profesor hace observaciones interesantes al margen de la clase o presenta materiales que no parecen relacionados con el contenido de la asignatura, muchas veces se le pregunta sí aquello entrará en el examen. Por desgracia, lo que incita al alumno a estudiar no es el interés por aprender, sino las preguntas del examen. Cuando se pregunta sobre dicha cuestión a estudiantes que se encuentran en esta situación de aprendizaje tradicional, reconocen que, en lugar de comprender lo que estudian se aprenden de memoria las cosas.

Los profesores, los estudiantes, los padres, la propia institución educativa y a menudo el país, depositan gran confianza en las notas obtenidas en estos exámenes, en los que se reconocen o recuerdan los hechos y se regurgitan. El éxito de este tipo de exámenes radica en que el estudiante recibe una nota numérica, lo cual parece sinónimo de objetividad. Tales notas se emplean para juzgar la capacidad o la falta de capacidad de los estudiantes. Asimismo, sirven para juzgar el atractivo de una institución educativa. Se usan, incluso, para juzgar la calidad de los programas educacionales de los países. Sin embargo, no existe certeza de que los organismos del mundo real necesiten licenciados a los que se haya considerado capaces de responder a preguntas, de forma oral o escrita, sobre hechos y conceptos que hayan aprendido antes de licenciarse. La capacidad de contestar a preguntas, orales o escritas, normalmente no es necesaria a la hora de desempeñar una labor profesional. Las destrezas que sí se necesitan (aplicar la información aprendida, resolver problemas con la información aprendida, seguir aprendiendo para afrontar nuevos problemas y mantenerse al día, además de trabajar en equipo en forma eficiente) generalmente no se enseñan ni se evalúan en las aulas.

Los beneficios que el estudiante recibe de la educación tradicional resultan exiguos. Si unos meses después de terminar el curso se sometiera a los estudiantes a un examen sorpresa, se vería que sólo recuerdan entre el 20 % al 30 % de la información que recibieron durante el curso; y generalmente recuerden datos que no pueden aplicarse.

PROFESORES

Los profesores responsables en preparar los cursos y los planes de estudio que centran en lo que los estudiantes deben aprender, y no en cómo deberían aprenderlo, sólo contribuyen a empeorar la situación. Suelen expresar su preocupación porque los alumnos no aprenden lo que es importante en la actualidad, opinando que es preciso añadir nueva información a los temarios. Este afán por cubrir todo en todos los campos, añadiendo cada vez más información a medida que pasan los años, obliga a los estudiantes a embutirse cada vez más datos en la cabeza. Es frecuente que las decisiones sobre los planes de estudio se tomen NO basándose en lo que se necesita o tiene valor en el mundo real que espera tras la Universidad.

Algo que determina en gran medida el grado de comprensión y retención de la información recibida en clase y, lo que es más importante, la capacidad de los alumnos para aplicar tal información en su vida profesional, es la manera en que estudian, y no los contenidos que estudian.

LA EDUCACIÓN ES UNA CIENCIA PARA LA CUAL NO ESTÃ PREPARADA LA MAYORÍA DEL PROFESORADO

La educación no es diferente a los demás campos de la ciencia, en el sentido de que esta se basa en conocimientos crecientes (de una complejidad cada vez mayor) y en aptitudes que se derivan de la investigación. La ciencia cognitiva y la psicología educacional son ciencias básicas para la educación, las cuales en las últimas décadas han facilitado una comprensión más profunda de los modos de aprendizaje, además de los medios más eficaces para que los estudiantes consigan importantes resultados en su educación. A pesar de ello, la mayoría de los profesores que se encargan de enseñar a los estudiantes, además de planificar asignaturas y currículos, no han percibido en ningún momento la educación como un propósito científico. No sólo no son conscientes de que la educación es una ciencia, sino que creen que conocen el mejor modo de enseñar a los estudiantes, puesto que son supuestos especialistas en la materia que imparten.

Los profesores universitarios son contratados por una Institución Académica, por lo que es razonable llegar a presumir que han recibido formación para desarrollar las labores de investigación y/o de servicio que les corresponden dentro de su disciplina concreta, y también presumiblemente, de que las llevan a cabo de una manera académica. Lo que aplican en su trabajo académico, está basado en la formación que recibieron en su disciplina, supuestamente aumentada y modificada posteriormente por el estudio e investigación personal. En las actividades de investigación y demás tareas profesionales que realizan en el presente (ya sea escribir, diseñar, o tratar con clientes o pacientes), supuestamente aplican los últimos y mejores conocimientos que han adquirido gracias a su propio estudio y al de otros, esto de forma coherente con el crecimiento en su campo. Resulta irónico que en sus actividades educacionales adopten una actitud poco académica y que hayan recibido escasa formación. Su actividad docente no se basa en las últimas y mejores investigaciones, ni propias ni de otros; ofrecen el mismo tipo de enseñanza que recibieron, o copian a sus colegas, pero nunca se cuestionan la validez ni la eficacia de lo que realizan.

MÉTODOS DE ENSEÑANZA

Los métodos de enseñanza que se emplean en la actualidad han permanecido prácticamente inalterables durante decenios. Existen pocos ámbitos de trabajo en cuya práctica se hayan introducido tan pocos cambios a lo largo de los siglos. No obstante a que existen muchos profesores que emplean supuestamente novedosos métodos de enseñanza, los cuales proporcionan una falsa imagen de desarrollo o avance educacional (p.e seminarios, proyectos, clases interactivas, grupos de discusión, presentaciones con temas integrados) tales no suelen tomar el estudio o la investigación como fundamento y lo único que hacen es adornar el enfoque educacional tradicional.

Los empleadores y el público esperan que los licenciados universitarios sean capaces de resolver problemas de forma eficiente, recordando y aplicando correctamente lo que han aprendido durante su etapa de formación, al momento de afrontar los retos que encuentren en su carrera profesional. Ellos deberán ser capaces de aprender de forma independiente para no rezagarse cuando surjan cambios y dificultades en el ámbito laboral que hayan elegido. A pesar de ello estas importantes destrezas no se enseñan directamente, ni se incorporan en el enfoque educacional inamovible ya conocido.

Este método pasivo, centrado totalmente en el profesor, por lo que todos los estudiantes reciben de él la misma dosis de información, independientemente de sus conocimientos, su experiencia o sus intereses personales, resulta aburrido para los alumnos, se adapta muy poco a las exigencias del mundo real fuera de las aulas y es fundamentalmente erróneo.

Lamentablemente, de las diversas responsabilidades que tiene el profesor de una Universidad (p.e. investigación, servicio, docencia) la mayor es, probablemente, enseñar y preparar a hombres y mujeres para que consigan éxito y reconocimiento en sus carreras profesionales, además de ofrecer nuevas contribuciones a su campo de estudio. Y sin embargo, es la única responsabilidad para la que, a diferencia de ciertas otras, no han recibido formación. Esta situación tiene que cambiar.

ENTORNO

Tal situación de enseñanza tradicional no se da en todos los profesores de Universidades. Existen ejemplos de prácticas educativas más innovadoras, llevadas a cabo por grupos pequeños de profesores, pero suelen encontrar resistencia activa y bloqueos por parte de la mayoría de los profesores de su centro; quienes, o no entienden lo que tratan de hacer, o de verdad creen que sus prácticas educativas habituales no tienen nada de malo. Algunos persisten y llegan a buen puerto, pero hay muchos que acaban por darse por vencidos a causa de profesores, alumnos, padres y la presión política; se ven obligados a volver a los antiguos e incuestionables métodos educacionales mencionados anteriormente. De hecho, aquellos profesores que desean probar cambios educacionales eficaces, a menudo arriesgan sueldo, permanencia y ascensos. Por trágico que parezca, han existido profesores empeñados en mejorar la educación de los estudiantes, que han visto bloqueada su trayectoria profesional y con frecuencia han tenido que dejar sus centros de trabajo.

Existen muchas razones que pudiesen explicar esta circunstancia. Para dar clase y poner exámenes se requiere un nivel de avance educacional relativamente bajo y no es preciso que el profesorado emplee mucho tiempo en investigación, servicio u otras tareas. Impartir clases es una forma estupenda de engordar el ego y de demostrar que se es superior en experiencia y conocimientos (incluso para los profesores humildes y modestos). Esta práctica de enseñanza tradicional es la que recibieron los profesores y la que recibieron a su vez los profesores de éstos; y del mismo modo que las personas maltratadas en la infancia tienen más probabilidades de maltratar a sus propios hijos, los profesores pasan a sus alumnos los malos tratos educacionales que sufrieron

Además de lo anterior, los profesores universitarios, los padres y los políticos otorgan un valor increíble a las calificaciones obtenidas en los exámenes que piden reconocer o recordar hechos. Asimismo, los profesores no confían en que los estudiantes, de tener la oportunidad, vayan a aprender por sí mismos las cosas importantes. Muchos profesores están convencidos de que deben facilitar la información importante. Ninguna de estas razones constituye una excusa válida para no hacer de la educación de los estudiantes una experiencia eficaz y agradable.

Ningún profesor puede dar por hecho, que ha impartido todos los conocimientos que los estudiantes necesitarán durante el resto de su vida después de salir de la universidad. NADIE ES INMUNE A LA NECESIDADDE APRENDER. Es obvio que los profesores no están preparados para llevar un seguimiento de los estudiantes posterior a su graduación, con el fin de comprobar que están al tanto de los últimos cambios importantes sucedidos en su campo. De estas afirmaciones obvias se infiere inevitablemente, que los estudiantes necesitan aprender a aprender, a ser capaces de darse cuenta de cuándo necesitan aprender, de lo que necesitan aprender y de qué forma deben obtener la información y las destrezas precisas. Aún así, normalmente, ninguna asignatura ni ningún plan de estudios contiene materias que enseñen al alumno a aprender por sí mismo.

RESPONSABILIDAD EN LA EDUCACIÓN

De lo anterior se deduce un principio más amplio. El estudiante debe aprender a ser responsable de su propia educación y esto deberá aprenderlo mientras esté en un centro de formación con la orientación del personal docente. Para conseguirlo debe entablarse una relación de adulto a adulto entre profesor y alumno, y no una relación tipo padre-hijo (pastel de cumpleaños incluido), en la que el profesor suministra todos los datos y las fuentes de información, determina lo que deberán aprender los alumnos, en qué grado y en qué orden.

Para hacer posible que los estudiantes adopten la responsabilidad de su propia educación, mediante la búsqueda de recursos de aprendizaje propios (ahora más accesibles gracias a Internet), adaptados a sus necesidades personales, es necesaria una considerable reorientación del profesor tradicional. Si se trata a los estudiantes como adultos, se formarán adultos. Al tratar a los alumnos como adultos, el profesor se sitúa en el papel de guía, o más bien de orientador. Es necesario un método docente, en ocasiones difícil de adoptar, puesto que en toda la formación anteriormente recibida y ofrecida por los profesores, el profesor era el adulto y el alumno el niño, siguiendo la norma convencional. Remarcando que, él estudiante debe aprender a ser responsable de su propia educación y esto deberá aprenderlo mientras esté en un centro de formación con la orientación del personal docente.

De igual manera, es sabido que el estudiante aprende mejor cuando se involucra en la materia que debe aprender y tiene motivación para ello. Lo que se aprende en muchas clases tradicionales, en las que es necesario un gran esfuerzo por aprender, se evapora pronto. Sin embargo, cuando el individuo se involucra en un problema, porque presenta especial interés en él o por afición, nunca olvida lo aprendido. El interés y la motivación resultan claves para obtener un aprendizaje eficaz. Existen dos factores que pueden despertar el interés del estudiante en una materia. Uno es que el estudiante sea consciente de que lo que va a aprender será importante para su carrera o su vida personal. El otro es el desafío que supone un problema interesante para el cual pueden existir varias soluciones, o cuya respuesta nadie conoce (ya sea porque es un misterio o porque algo no funciona correctamente), o un problema para el que puede encontrarse una solución mejor. Para que exista motivación, no es el profesor quien tiene que decidir que la información investigada será importante en el futuro para los estudiantes. Los alumnos se motivarán cuando se percaten ellos mismos, esto fácilmente, que la información investigada será relevante en el futuro. Para conseguir una de las dos formas de hacer interesante, atractiva y motivadora una materia, hay que mostrar a los estudiantes los problemas reales que encontrarán en el desarrollo de su profesión; problemas cuya solución no encontrarán a no ser que aprendan a hallar la información adecuada.

Hilliard Jason, hace casi treinta años, expuso otro principio evidente, que si paramos a reflexionar, debería ser conocido por todos: «No cabe duda de que en materia de enseñanza, cuanto más se aproximen las exigencias educativas a las exigencias del mundo real, en el que se aplicarán los resultados de la formación, más eficaz y más aplicable será el aprendizaje». Cuando los estudiantes aprenden en el contexto de situaciones reales, las señales que posteriormente encontrarán en el desempeño real de la profesión, se facilitan por asociación del recuerdo y la aplicación de lo que han aprendido.

EL APRENDIZAJE PASIVO SIRVE PARA ACUMULAR HECHOS Y NO AYUDA A MODIFICAR, ADAPTAR Y APLICAR TALES HECHOS A LAS TAREAS Y LOS PROBLEMAS DE LA VIDA REAL

Charles Gragg presentó hace sesenta años en el artículo «Because wisdom canât be told» («Porque la sabiduría no puede contarse») una verdad indiscutible en el ámbito de la educación. Gragg señala que: «puede afirmarse categóricamente que el mero hecho de escuchar frases inteligentes y sabios consejos sirve de poco a las personas». El aprendizaje pasivo sirve para acumular hechos y no ayuda a modificar, adaptar y aplicar tales hechos a las tareas y los problemas de la vida real. La información debe adquirirse de forma activa y estructurarse en la mente mediante la manipulación de los datos, la correlación con otra información y la aplicación. Así fue como los profesores adquirieron una sabiduría que no puede contarse a los estudiantes, ni puede transferirse como si se grabara de una cinta magnetofónica a otra. Los estudiantes tienen que reconstruir el conocimiento por sí mismos, con la ayuda del profesor, él cual les propondrá retos, problemas, preguntas y experiencias, en las que ellos habrán de emplear la información.

Los estudiantes aprenden de manera activa enfrentándose a las labores que encontrarán en el futuro. Encuentran motivación en la obvia importancia que tiene el aprendizaje de sus profesiones futuras. Su aprendizaje no se evalúa mediante exámenes en los que deban recordar o reconocer hechos, sino mediante la repetición de su actuación en situaciones de la vida real. Por obvios que sean estos ejemplos de práctica educacional correcta, su aplicación no resulta sencilla y es en este aspecto, en el que la formación en la educación cobra mayor importancia. Dichos conceptos deberían conocerse, comprenderse y aplicarse en los momentos adecuados para que los estudiantes de las universidades recibieran la mejor formación posible.

La eficacia del aprendizaje es soportada por la formación en materia educativa de los profesores universitarios, quienes deben adoptar en su actividad educativa la misma postura académica que supuestamente adoptan en sus actividades de investigación y servicio. Es necesario que los profesores reciban una formación en educación. Las universidades deberían contratar profesores con una formación apropiada para asumir sus responsabilidades educativas y ofrecer formación a aquellos que no la hayan recibido.

INDUCCIÓN AL MARCO TEÓRICO

Ha sido reconocido internacionalmente que la educación Médica debe adaptarse a las situaciones que se exigirán al medico en el futuro. Para tal efecto, en ciencias de la salud, un gran número de programas con innovaciones en sus métodos, ponen énfasis en la integración de ciencias básicas con las clínicas, tales como educación basada en solución de problemas, medicina basada en evidencias y educación basada en competencias, los cuales sustentan el desarrollo del auto-didactismo, despertar la curiosidad y gusto por el estudio, así como el aprendizaje continuo, la creatividad, razonamiento crítico y trabajo en equipo.

EI Consejo Médico General de Londres, recomendó revisar los currículos de aquellas escuelas de Medicina que contemplaran teorías educativas modernas, las cuales promovieran la curiosidad a través del autoaprendizaje, la integración de la teoría con la práctica, la habilidad para buscar información y la habilidad de auto-evaluación de lo aprendido, llegándose a la conclusión que una de las alternativas es el método de aprendizaje basado en problemas.

Existen evidencias de que los alumnos que son instruidos con este método están mejor capacitados para aplicar el conocimiento de las ciencias básicas a la clínica, retienen el aprendizaje por periodos más largos, pueden estar mejor preparados para el aprendizaje de por vida, se favorece la adquisición de conocimientos básicos y habilidades clínicas, así como la aplicación del conocimiento nuevo en el problema original. Subrayando que la finalidad del método, es además, que los alumnos desarrollen habilidades para resolver problemas y que adquieran conocimientos sobre ciencias básicas y ciencias clínicas, ya que incorporan principios de la educación básica a través de mecanismo de aprendizaje. Evidencias de estos mecanismos y principios, suscriben que el método otorga beneficios tales como mejor retención del conocimiento y su transferencia a nuevos problemas, lo cual dependerá de algunas dinámicas grupales en las que es esencial la guía del tutor, quien deberá poseer una actitud que inspire confianza y comunique entusiasmo e interés al alumnado. Entre las actividades que se encuentran para favorecer las habilidades que postula el mencionado método se incluyen: tormenta de ideas, prueba de hipótesis e identificación de temas de aprendizaje. Referente a las ciencias básicas Patel et al, describen que el empleo de estas asignaturas es esporádico cuando no existe una clara relación con el diagnóstico, asimismo refieren que dicho conocimiento se emplea selectivamente para elaborar y ampliar la explicación original del caso. También sostienen que los problemas clínicos no se pueden ubicar dentro de las ciencias básicas, pero que las ciencias básicas si pueden ubicarse dentro de un contexto clínico.

En respuesta a Usuario eliminado

Re: APRENDIZAJE MEDICO BASADO EN PROBLEMAS (MARCO DE REFERENCIA). Con dedicatoria al Dr. Pablo Norberto Fernández, por el inquebrantable espíritu de descubrir la verdad que muestra.

de Usuario eliminado -

Estimado Dr.:

 Me parece interesante el artículo. Le cuento algo. Se dice que una vez le preguntaron a Albert Einstein si podría decirle a la audiencia cual era el valor de la velocidad de la luz. Luego de meditarlo un poco el gran Albert contesto - Realmente no lo se. Desconcertado el periodista le dijo: - ¿Como que no lo sabe?... - ¿Acaso Ud no es físico y su trabajo no trata de esos fenómenos? Y el contesto tranquilo y sabiamente - No trato de ocupar mi mente con datos que los puedo encontrar en cualquier libro.

O sea habría que evaluar a los alumnos en función de la actividad en el aula y a lo largo de todo el año Y POR LAS PREGUNTAS QUE HACEN  MAS QUE POR LAS RESPUESTASY SOBRETODO A  LA FORMA COMO SE RAZONA. La capacidad critica y no la capacidad memorística es lo que vale  porque los alumnos se tendrán que enfrentar a un mundo donde muchos de esos datos podrían seguramente y con seguridad ser modificados o cambiados por otros. Lo que no tiene que cambiar es la forma como obtengo los datos de ahí que el conocer y comprender el método científico es básico no solo para responder preguntar medicas o curar o prevenir sino para ser ciudadanos libres. Personas como Mario Bunge se vanagloria que en su universidad jamás el tomo un examen a sus alumnos para aprobarlos. Y mal no le va... Como bien dice el articulo no es fácil se requiere un gran esfuerzo por parte de todos que muy pocos  quieren ni les interesa como tampoco están capacitados para hacerlo . Lamentablemente estas actitudes docentes nunca se valoran ni  se toman en cuenta  a la hora de tomar a un docente en una universidad o clase.

Un abrazo Pablo

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