Ok, una respuesta completa requeriría un curso completo de inmunología, hematología e inmunoterapias, pero ahi les va un resumen que abarca las distintas preguntas planteadas, espero no les aburra:
El sistema inmune se ha generado a partir de la evolución de los invertebrados para combatir las infecciones causadas por virus, bacterias, protozoos, hongos y helmintos. Por ende, el sistema inmune ha desarrollado una variedad de respuestas apropiadas para combatir cada tipo de patógeno, al mismo tiempo que mantiene la tolerancia a los componentes del propio organismo, lo que significa mantener un perfecto equilibrio para conservar la salud.
Los mecanismos innatos, más primitivos evolutivamente hablando, de acción inmediata son los mecanismos inespecíficos de reconocimiento del patógeno, y carentes de memoria inmunológica, son los encargados de combatir la infección desde el mismo momento de su inicio y durante sus primeras fases (aproximadamente de 0-5 días) con gran eficacia. Si por alguna razón estos mecanismos no consiguen eliminar la infección, al menos la mantinen bajo control mientras se desarrolla el otro tipo de mecanismos, que son los adaptativos, mismos que requieren más tiempo (aproximadamente de una semana) para desarrollarse. La inmunidad innata se basa en la activación del complemento por la vía alternativa y en los fagocitos (monocitos/macrófagos y neutrófilos) e inflamocitos (mastocitos), que tienen receptores innatos para múltiples patógenos.
Los mecanismos adaptativos que son más recientes evolutivamente hablando, tardan una semana en desarrollarse, son a los que llamamos inmunidad adquirida y tienen un mecanismo de reconocimiento del patógeno extremadamente específicos, presentan memoria y los responsables son los linfocitos, tanto T como B; los linfocitos son quienes reconocen a los patógenos tanto fuera ,(B) como dentro de las células del organismo (T) para combatir a los patógenos extracelulares o sus productos, los linfocitos B secretan anticuerpos que se unen específicamente a ellos y actúan como adaptadores entre el patógeno y el mecanismo destructor innato o adaptativo, Los linfocitos T ayudan a los linfocitos B a producir anticuerpos, otros ayudan a los macrófagos a destruir patógenos fagocitados por estos y otros destruyen células infectadas por virus. Los excesos, defectos o errores de la inmunidad causan enfermedades (alergias, inmunodeficiencia, autoinmunidad)
Los hallazgos “in Vitro” del investigador danés y premio Nóbel Nies K. Jorne, establecieron una nueva óptica y nuevas bases científicas en la Inmunoterapia, al demostrar que en ciertas condiciones el sistema inmune se vuelve contra el cuerpo al que debería defender, formando autoanticuerpos que atacan al propio organismo, causando enfermedades autoinmunes. Este descubrimiento fue confirmado, también “in Vitro”, por Jean Dausset, premio Nóbel en 1980, así como por los premios Nóbel de medicina en 1996. Todas las enfermedades autoinmunes tienen como común denominador, la presencia de autoanticuerpos que el sistema inmune genera contra el mismo cuerpo.
Con respecto a las terapias enfocadas desde el aspecto químico del organismo; Alemania, Canadá, Rusia y Cuba, han trabajado durante las últimas cuatro décadas en terapias bioxidantes para combatir, entre otras, las enfermedades autoinmunes. Destacando entre otros tratamientos, la hemoterapia, con y sin ozono, que se investiga y aplica desde 1985 en el Instituto Nacional de Angiología y Cirugía Vascular de Cuba, donde los resultados obtenidos y recientemente publicados confirman la teoría de que los autoanticuerpos que originan las enfermedades autoinmunes, al usarse como antígenos, logran producir anticuerpos que destruyen a los auto anticuerpos.
Por otro lado, en el curso de sus investigaciones, el Dr. Jorge González Ramírez, encontró que con frecuencia, las debilidades del sistema inmune juegan un papel preponderante en el funcionamiento decadente o insuficiente de algunos órganos, por lo que también se dio a la tarea de investigar la forma de superar las causas que generan las enfermedades autoinmunes. Basado en los descubrimientos de Niels K. Jorne, quien demostró que el daño en las enfermedades auto inmunes es causado por la presencia de autoanticuerpos en todo el sistema sanguíneo; el Dr. González determinó entonces que era estrictamente lógico aprovechar la propia sangre del paciente para usar los autoanticuerpos como verdaderos antígenos y así estimular a su sistema inmune para que produzca anticuerpos normales que bloqueen y destruyan a los autoanticuerpos. Bajo esta premisa quedaban por resolver dos problemas ¿Cómo “abrir” las células para extraer los autoanticuerpos? Y ¿Cómo mantenerlos en “estado agónico?”A finales de la década pasada perfeccionó un procedimiento, con el que logró resolver las dos interrogantes mencionadas, mediante una mezcla que se elabora con 5 ml. de sangre suspendida en una solución salina adecuada e inocua en proporción 1:10, la cual se trata hasta extraer el auto anticuerpos, desarrollando con esta preparación un tratamiento al que denominó Autohemoterapia para la Cura de Enfermedades Auto inmunes.
Según el Dr. González Ramírez, si el daño producido en las enfermedades autoinmunes es causado por la presencia de Autoanticuerpos en su sistema sanguíneo, entonces es lógico aprovechar la propia sangre del paciente o usar más anticuerpos como antigenos para estimular su sistema inmunológico.
El Dr. González señaló que “La explicación de la mejoría en la sintomatología diabética, particularmente la angiopatía, es debida a la vasodilatación generalizada del organismo. Teóricamente, los autoanticuerpos, por su gran tamaño, se van depositando en los capilares finos característicos de las zonas con circulación lenta.Su acumulacoón va causando progresivamente el taponamiento de dichos capilares, situación de la cual puede derivar la gangrena en los pies, el desprendimiento de la retina y la nefropatía. Los macrófagos resultan insuficientes ante la constante acumulación de autoanticuerpos. La autovacuna, actuando como antígeno frente a los autoanticuerpos, limita poco a poco el número y también la acumulación de autoanticuerpos, facilitando su destrucción por los macrófagos.Al existir autoanticuerpos, unos detectables en laboratorio y otros no identificados , se explica el por qué otros métodos, especialmente aquéllos empeñados en producir insulina por microtransplantes, pueden resultar inútiles de existir anticuerpos antiinsulina que harían obsoleto cualquier transplante."
El mecanismo de acción más importante sería estimular nuestro sistema inmunológico para que produzca anticuerpos normales que van a bloquear y destruir los anticuerpos causantes de la enfermedad determinada, por ejemplo Psoriasis, Asma Bronquial, Artritis Reumatoidea, etc.
Estos anticuerpos viven en el organismo de los seres vivos a 37º C y se reciclan de la sangre. Con esta vacuna se rompe el ciclo biológico de dichos anticuerpos. Sufren una degradación biológica al someterlos al frío en ausencia de oxígeno.
El paciente una vez tratado va a tener un estímulo normal de su sistema inmunológico contra los autoanticuerpos malos o anormales y el organismo los destruye y con ellos desaparece el origen de dicha enfermedad.
Así, las enfermedades autoinmunes son producidas por una derivación del sistema inmunológico en lugar de producir anticuerpos buenos capaces de defender nuestro organismo, se desvían ligeramente de su función y empiezan a reconocer como extraños los tejidos propios de un organismo y lo atacan.
La referencia en español más remota que describe lo que es la hemovacuna, se encuentra en la Terapéutica Biológica de Gaston Lyon en el año de 1938. En donde cita: “la autohemoterapia consiste en obtener de una vena cierta cantidad de sangre y reinyectarla inmediatamente en el tejido muscular o subcutáneo. Por la corta duración de tiempo que transcurre entre estas dos operaciones, no hay porque preocuparse por una coagulación posible de la sangre."
Existen distintas metodologías para aplicarla, desde la original planteada por Lyon, hasta la del Dr. González, pasando por la adición de ozono, procaína, peróxidos y otras substancias. En lo personal considero la del Dr. González la más efectiva y sólida de las que conozco, no sólo por ser la más fundamentada científicamente, sino por los resultados observados.
----- Para completar el panorama:
El Dr. Jorge González Ramírez nació en el Distrito Federal (Ciudad de México, México) el 23 de noviembre de 1926. Egresó en 1950 como Médico Cirujano de la Escuela Nacional de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y los títulos de:
Doctor en Fisiología Celular, por parte de la Universidad de París, Francia, en 1958.
Doctor en Biología Celular, por parte del Instituto Max Planck de la Universidad de Tübingen, Alemania, en 1964.
Doctor en Ciencias Médicas (Biología Celular) por parte de la UNAM, México, en 1973.
Realizó diversos estudios de postgrado, especializándose en Cultivo de Tejidos y en Microscopía Electrónica. Dominaba 7 idiomas (español, inglés, francés, alemán, italiano, portugués y ruso).
Dedicó más de 50 años a la investigación científica en el ámbito de la Ingeniería Genética, en América (México, E.U.A., Cuba, Costa Rica), en Europa (Francia, Alemania, Inglaterra, Escocia, Bélgica, Checoslovaquia) y en Asia (U.R.S.S., China, Japón). En su aprendizaje, trabajó al lado de notables científicos, destacando entre otros Pomerat y Pontecorvo (E.U.A.), George Barsky y Jean Dausset (Francia), Niels Jerne (Dinamarca), Ludford (Inglaterra), varios de ellos reconocidos con el premio Nóbel por sus logros “in vitro” en Ingeniería Genética.
Fue nombrado Investigador de Carrera en el Instituto de Estudios Médicos y Biológicos (actual Instituto de Investigaciones Biomédicas) e Investigador de tiempo completo en la UNAM (jubilado en 1985) y titular del Laboratorio de Anélisis Clínicos del Instituto Nacional de Cancerología. Fue miembro de la Academia de la Investigación Científica, de la American Society for Cell Biology, de la International Society for Cell Biology y del Comité Editorial del Blood Therapy Journal.
Publicó 47 trabajos científicos, asesoró alrededor de 200 películas, Dirigió 27 tesis profesionales, todos ellos relacionados con la Biomedicina. Su capacidad científica, así como su seriedad profesional, son avaladas plenamente por el hecho de que en el extranjero, más de 20 especialistas reconocidos lo mencionan en sus trabajos, entre ellos: A. Bolognari, J. L. Sirlin, H. A. Kordan, Vladimir Puza, G. G. Rose, S. de Robertis, W. R. Duryee, G. L. Pease, N. Paweletz, R. Lettre, W. Bernhard, M. Westergaard, I. Von Wettstein, V. L. Chmelar, y W. Siebs.
En la República Mexicana impartió diversos seminarios y cursos de postgrado en Biología Celular y Microscopía Electrónica; así como un sinnúmero de conferencias sobre la Fusión Celular o Nueva Ingeniería Genética y la Autohemoterapia, en diversos hospitales privados y universidades. En el extranjero impartió cursos y seminarios en: la Universidad de Texas y en la American Society for Cell Biology, E.U.A.; en la Facultad de Medicina de la Sorbonne, Francia; en la Universidad de St. Andrews, Escocia; en la Universidad de la Habana, Cuba; en el Hospital de Punta Arenas, Costa Rica; en las Universidades de Shanghai y Pekín, China; en el Congreso de la Sociedad Internacional de Biología Celular en Bélgica; en el Instituto de Virología y el Instituto Hertzen de Oncología, Rusia y en el Coloquio sobre Cinematografía Microscópica en Biología Celular en Checoslovaquia.
En 1983 demostró que el implante de células sin rechazo inmunológico y sin efectos colaterales era factible en animales. Desde 1985, a su jubilación de la UNAM, se dedicó en forma particular a la investigación y aplicación de su descubrimiento biomédico, al que denominó Fusión Celular o Nueva Ingeniería Genética.
En el curso de su investigación sobre la Fusión Celular o Nueva Ingeniería Genética se encontró que con frecuencia las debilidades del Sistema Inmune juegan un papel preponderante en el funcionamiento decadente o insuficiente de algunos órganos. . Por lo que también se dio a la tarea de investigar la forma de superar las causas que generan las enfermedades autoinmunes.
Falleció en la Cidad de México en 2008.
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Los anteriores datos son una compilación de distintos libros, publicaciones y datos asequibles en distintas entidades públicas, publicaciones especializadas y memorias de cursos y congresos. Espero que respondan en su mayoría a las dudas expresadas y si generan más, pues ya nos ocuparemos de estudiar o investigar para resolverlas.
Con respecto al protocolo, las instrucciones que mencioné son una adaptación de la metodología original del Dr. González. El tratamiento que él sugiere EN HUMANOS suele ser de aplicación subcutánea diaria por un período de 45 días; yo trato de manipular lo menos posible al paciente usando la via intramuscular que genera una respuesta más rápida que la vía subcutanea y alternando la aplicación entre días para observar la evolución del paciente por si aparece una crisis terapéutica o alguna otra manifestación derivada de la estimulación al sistema inmune.
En cualquier caso, las indicaciones de seguridad para el manejo de la terapia son las siguientes:
- Conservar el frasco con la mezcla en refrigeración o en lugar fresco y seco.
- Antes de cada inyección, agitar vigorosamente el frasco, al menos medio minuto para homologar la mezcla.
- Hay quien sugiere que la mezcla deberá aplicarse a temperatura corporal, por lo que sugieren tomar la jeringa en la mano para mejor resultado.
- Utilizar jeringa nueva para cada aplicación (después de la aplicación, desechar la jeringa).
Suspender el tratamiento en caso de ocurrir cualquiera de las tres siguientes razones:
- En caso de hinchazón local y dolor intenso en el sitio de la punción por más de treinta minutos.
- En caso de presentar aumento de temperatura corporal arriba de los 38º centígrados, sin causa aparente.
- En caso de que se advierta que se han formado coágulos en la mezcla.
El objetivo final es el de resolver los problemas, no paliarlos ni disminuirlos, pero es dificil determinar su desaparición en un lapso corto. En ocasiones, y así ha sido mi experiencia, con un conjunto de aplicaciones de la hemovacuna no he tenido problemas de recaídas o reaparición de síntomas. Ahora bien, hay reportes y señalamientos de que en ciertos casos dependiendo de su cronicidad o complejidad que se hace necesario alargar el tratamiento para su resolución definitiva. Eso ya depende de la individualidad del paciente y de que tan bien o mal esté respondiendo el sistema inmune.
Disculpen la longitud de este post, pero he tratado de dar una respuesta lo más completa posible a las dudas planteadas, esperando haberles respondido la gran mayoría de ellas.
Un abrazo desde este lado de la red.