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Con los pies sobre la tierra

Con los pies sobre la tierra

de Roberto Castro -
Número de respuestas: 2
"Creo que los cambios en el cuidado de la salud están siendo realizados sin participación de la sociedad. Los méritos de este cambio, si se encuentran, deben atribuirse a los economistas que los programaron y controlan. Me cuesta imaginar algún sector de la vida actual que no controlen, salvo quizá la imaginación creadora. Tienen, sin embargo, la facultad de anular sus logros. La conducta de estos economistas sería correcta si se considera a la salud un producto más del mercado, transable y consumible a voluntad.
Grandes grupos económicos controlan y no casualmente a la industria del cuidado de la salud. Instituciones médicas privadas a las que muchos se afiliaron por la calidad técnica y moral de sus organizadores son hoy propiedad de grupos anónimos.
Antes, en el centro hospitalario-médico-académico, los médicos seleccionaban y comprobaban los mejores métodos de control de la enfermedad. Hoy deben adoptar una actitud empresarial evaluando el costo económico antes de actuar [...]. Los médicos estamos atrapados entre las necesidades del paciente, según el juramento hipocrático lo único por considerar, y la cruda realidad económica. Los ingredientes de esta situación son numerosos: 100.000 médicos, la situación de los hospitales cuyo número aumenta tanto como disminuyen sus recursos, la situación de pobreza creciente de vastos sectores de la población. La medicina está al servicio del hombre y los beneficios obtenidos en los últimos 50 años son visibles. Los médicos abogan por acceso universal, equidad y eficiencia en los planes de salud y los economistas deciden cómo y qué se realizará [...]. Deberá decidirse si se promueve un médico dispensador de salud o un ejecutivo eficiente, si se promueve el progreso o nos detenemos en la calidad actual [...].
Los economistas han tomado el control de la salud: el gasto nacional en salud se define en el Ministerio de Economía. Los médicos no dirigen hoy las empresas de salud. Éstas seleccionan cuidadosamente a sus afiliados idealmente jóvenes y sanos. Los resultados comienzan a apreciarse y el futuro no es conocido, pero previsible".

Aquí tenemos un corrimiento del escenario y un lugar que en la jerga cotidiana se alude como: "El de arriba", "El sistema" o "Es-así-y-qué-le-vamos-hacer", un lugar del que nadie se hace cargo: siempre es "Otro". Ese Otro se nos presenta no exclusivamente en su dimensión de proveedor de ideales sanitarios: "por nuestro bien", sino encarnando crudamente el papel del amo moderno, delineando un Ideal más abarcativo: la Economía de Mercado.
Como todo ideal, este nuevo amo indica a todos dónde y cómo obtener la mayor satisfacción posible, dictaminando imperativos.
En lo que hace al cuerpo como objeto de la medicina, este Otro, omnipotente y "desidiologizado"lo ubica, como capital de salud, objeto de pérdidas y beneficios. Este amo reclama un lugar de esclavo para el médico, al servicio de sus intereses, no los del paciente.

¿Cuáles son algunas de sus consecuencias para el médico y la medicina?

III. Los riesgos...

"[...]
Los cambios operados en los últimos años en la organización administrativa y económica del sistema de salud provocan lamentables desviaciones en el ejercicio profesional. Debe distraer tiempo y esfuerzo para informarse de cuestiones para las cuales no está entrenado nomenclador, aranceles, facturación, módulos, cápitas, son conceptos muy ajenos a lo que él eligió como vocación. Pero debe conocerlos porque de ellos muchas veces depende su supervivencia. Inmerso en un mercado laboral altamente competitivo, con una desproporción manifiesta entre los recursos humanos y las ofertas de fuentes de trabajo, el médico vive la inseguridad laboral y el deterioro de las remuneraciones. Lo material supera irremediablemente lo humano. La consecuencia es que debe atender a un gran número de pacientes en poco tiempo, dejando poco margen para la conversación y deteriorando gravemente la relación médico-paciente. Frecuentemente reemplaza un cuidadoso interrogatorio y examen físico por una lista de prácticas complementarias o por una rápida derivación para abreviar la duración de la consulta. Esto no sólo encarece los costos de la atención médica sino que envilece aún más la relación con el paciente. Esta deshumanización en la que se reemplazan los hombres con las máquinas es indudablemente una de las razones de la proliferación de curanderos, sanadores, hechiceros y otros personajes de la Medicina heterodoxa".

Podríamos decir como corolario de este panorama pintado a grandes rasgos, que la medicina aparece como un síntoma al servicio de un Otro: ni del paciente ni del médico Conocemos esta posición subjetiva, es la de la Alienación. Se instala una doble servidumbre donde la práctica médica tiende a quedar atrapada: al servicio de algo que ocupa un lugar de Amo, puede que en nombre de la ciencia o el mercado. Médicos y pacientes sufren las consecuencias y sin embargo, desde su "impotencia", facilitan las coartadas para este tipo de funcionamiento. Por deducción, convengamos que algún rédito o satisfacción se extrae o se imagina usufructuar. Si bién, esto es personal; en general, podemos pensar, que de mínima, es el peso de la responsabilidad individual la que queda diluída en los laberintos de la burocracia, la tecnocracia y el anonimato.

En esta dimensión es apropiado oponer a la Medicina Industrializada, el Arte de Curar, necesariamente anudado al establecimiento de lazos sociales y empeñando la creatividad del sujeto que en tanto médico, se expresa en la investigación científica y en el acto singular de su clínica, que jamás es sin condiciones ni obstáculos.
Como todo artista, la elección de sus instrumentos, técnicas y materiales, competen a su responsabilidad y son parte del resultado de su obra.
Es en la medicina concebida como el Arte de Curar donde importa la relación médico-paciente.
Rescatar hoy este espacio, como el terreno propio de la práctica médica, implica una toma de posición, una ética.
Publicado en "Salud Mental y Psicoanálisis", texto de la Cátedra de Salud Mental de la Facultad de Medicina de la UBA, Eudeba, 1999.